La Bestia Política

Y el «Salvador» que nunca llegó a Huamantla

En las unidades vehiculares oficiales del gobierno de Huamantla se lee el eslogan: “Salvando a Huamantla”.
La frase, pegajosa, esperanzadora, no va más allá.
Cada día son más los llamados de auxilio de la población en general que demanda, atención en materia de seguridad.
Algunos vecinos que han externado su preocupación  suplican atención por parte de los elementos policiacos.
Tanta es la desatención que en diferentes puntos del municipio, ya circulan expresiones, cada vez más abiertas, de “hacer justicia por propia mano”.
Y los mismos vecinos, preocupados por esta posibilidad, pero orillados por la desatención, también están conscientes que es un arma de doble filo.
Sería un “desprestigio para Huamantla”, reflexionan.
Pero mantienen una duda lacerante: ¿y qué se debe hacer para evitar linchamientos, como ha ocurrido en otros lugares?, se preguntan los pobladores.
Si en otros municipios del sur del estado ya se están formando las denominadas “guardias blancas”, que no nos extrañe que vivamos la misma situación.
El hartazgo de vivir con la zozobra y la falta de atención inmediata, son ingredientes de un coctel que puede costar muchos dolores de cabeza.
La inacción, lejos de “Salvar a Huamantla”, sume al municipio a un entorno de violencia y desazón.
No vaya a ser que, como a nivel estatal, al rato el responsable de la seguridad municipal también adquiera el estatus de ilocalizable.
Aunque a estas alturas, sea difícil que dé la cara, para responder por el encargo que tiene.
No hay “salvación” alguna en Huamantla.