Más allá de filias y fobias, lo que pasó en el Congreso de Tlaxcala con la comparecencia de un Secretario de Gobierno, ha marcado un antes y un después en la vida política del Estado, que demostró la operación fina que se tejió desde la cabeza, la gobernadora Lorena Cuéllar.
Una vez más quedó demostrado los dotes de buen estratega del diputado Rubén Terán Águila, quien volvió a ser la pieza clave para que ayer la comparecencia no se presentara ningún inconveniente.
El funcionario de primer nivel, Sergio González, tuvo todo para dar una gran faena, pero aun teniendo todo a su favor, quedó a deber. Es claro que ya no tiene la fuerza como en sus mejores años en la política.
Y conste que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, “cabecita de algodón”, sigue dictando la agenda mediática a pesar de su edad, lo político lo trae en la sangre, aunque los tiempos cambien, pero ayer vimos una fiesta de quince años, donde al invitado de honor se le puso todo en bandeja de plata, pero ni siquiera un mensaje digno pudo dar.
La gobernadora tiene en Rubén Terán su mejor pieza, por lo menos alguien sensato que se disciplina con los principios de la dichosa Cuarta Transformación y Morena, que ha podido lograr los consensos necesarios como los diputados, que no son nuevos, también son políticos de muchos años y de mucho trabajo.
Y como todo en la vida, la forma es fondo, para muchos la comparecencia fue una sumisión, para quienes hacen política de verdad se llama “disciplina” visto desde el otro lado del espejo. Hasta la próxima.
