Oscar es un niño de nueve años.
Estudia en una escuela primaria de Tlaxcala.
Su mirada es de miedo.
No quiere jugar con otros niños en una fiesta.
Ve con coraje a su madre porque lo quiere obligar a convivir.
Él es víctima de violencia de sus compañeros de clases.
Sus palabras son breves, cuando en confianza dice. «Algún día me voy a desquitar», aunque no dice cómo.
Sus padres y sus maestros no han tenido la capacidad de evitar que sea víctima de acoso escolar o bullying.
EL FOCO ROJO EN SANTA CRUZ TLAXCALA.
La semana pasada se suscitó un hecho inédito en Tlaxcala, a un joven estudiante de la Escuela Secundaria General Arcelia Ghenno Vázquez, del municipio de Santa Cruz Tlaxcala, se le descubrió portando una bala.
Existen comentarios de que traía consigo un arma de fuego, lo cual de acuerdo con las versiones oficiales no es cierto; adicionalmente, lo que encendió los focos de alerta de los padres de familia fue que, además, el joven traía consigo un listado de nombres de sus compañeros a los que presuntamente pretendía atacar.
El día ayer, ante la inacción de los directivos de la institución, los padres de familia decidieron cerrar la escuela hasta que existan las medidas que garanticen la integridad de la comunidad escolar porque, aseguran, algunos compañeros recibieron amenazas por haberlo delatado.
Como resultado de los acuerdos, se presentó la denuncia correspondiente a fin de que los hechos sean investigados por las autoridades competentes y, como mecanismo de prevención, se decidió suspender por una semana las clases presenciales para implementar la modalidad virtual. Por otra parte, la directora dejará temporalmente la titularidad de la escuela de referencia, asumiendo el supervisor el control de la misma.
En cuanto a las amenazas, no se documentó alguna de ellas, sin embargo, si fuera el caso, corresponde directamente a los agraviados la formulación de las denuncias respectivas.
Este acontecimiento que, afortunadamente no desembocó en una tragedia, es una clara muestra de la violencia social que se está viviendo y del grado de descomposición social que priva en la entidad.
Presuntamente el joven involucrado ha sido objeto de bullying, lo cual de ninguna manera justifica su actuar, pero si deja el descubierto la necesidad de que las autoridades implementen mecanismos de prevención para erradicar conductas violentas que generen un daño físico o emocional y que atenten contra la dignidad de las personas.
La Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes establece la obligación de las autoridades, en este caso las educativas de fomentar la convivencia escolar armónica y la generación de mecanismos para la discusión, debate y resolución pacífica de los mismos, lo cual evidentemente no está sucediendo.
Lo más fácil es criminalizar a la directora porque, a decir de los padres de familia no se está garantizando la seguridad de los estudiantes, sin embargo, vale la pena hacer una reflexión con un enfoque mucho más amplio.
Es necesario entender que en las escuelas se debe partir del principio de presunción de inocencia, es decir, los niños asisten a la escuela, no a un reformatorio, por lo que se debieran implementar medidas de prevención, no de seguridad.
De hecho, en algún momento se impulsó el operativo “Mochila segura”, de cuya implementación la CNDH emitió la recomendación 48/2019 en la que señala que con la implementación del operativo se violentaron los derechos humanos a la educación, a la intimidad y a la participación de los niños.
¿Existe una omisión por parte de las autoridades educativas? Sin duda, y esta tiene que ver más bien con no emprender acciones de manera oportuna y que seguramente se deriva de la inexistencia de un protocolo general homologado de aplicación a nivel nacional para prevenir, detectar, atender, denunciar y sancionar la violencia escolar..
Todo esto nos hace conscientes de la vulnerabilidad que enfrentamos de ser objeto de violencia, en cualquier mochila, en cualquier chamarra, puede ocultarse una bala, la pregunta es ¿Cómo llegó ahí? ¿De qué manera la obtuvo un estudiante de secundaria?
No podemos dejar de considerar que muchas de las conductas violentas que acontecen al interior de las escuelas son expresión de la violencia misma que se vive en el ámbito familiar, siendo precisamente la familia la responsable directa del aspecto formativo en las niñas y niños.
Por otra parte, el papel de las redes sociales, los medios de comunicación y los videojuegos son fundamentales; casos tan aberrantes como el acontecido hace unos días en una escuela del Estado de México, donde cinco niños de sexto año de primaria abusaron sexualmente de un niño de primer grado, graban la agresión y lo suben a tik tok. Otro mas, la reciente masacre en la que un joven de 18 años ingresa a una escuela y mata a 19 estudiantes y dos profesoras.
Estos, como muchos otros semejantes se han hecho virales y, desafortunadamente, pueden encontrar campo fértil en jóvenes en contextos sociales y familiares vulnerables o emocionalmente desequilibrados, que probablemente intentarán replicar esas acciones repugnantes.
Lo mismo ocurre con el uso de video juegos, en los que “controlan” personajes cuyo objetivo consiste precisamente en eliminar a otros.
Con ello no estoy diciendo que los medios de comunicación y el uso de redes sean malos, sino que, por un lado, debiera restringirse el acceso a contenido violento, y que los padres deberíamos estar formando un pensamiento crítico en nuestros hijos que les permita separar la realidad de la ficción.
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La Caminera… ¿Qué tendríamos que hacer para prevenir y atender la violencia en el ámbito escolar?
A las autoridades educativas compete atender el problema de manera integral, capacitando al personal, implementando protocolos de atención, generando sinergias con otras instancias para la prevención del delito y, desde luego creando entornos saludables en el medio escolar.
Al personal docente fortalecer sus capacidades y conocimientos en la prevención y atención de la violencia, evitando actitudes de indiferencia o apatía; atendiendo cualquier indicio con oportunidad, promoviendo una cultura de paz y de respeto.
Las madres y los padres de familia, ejerciendo maternidades y paternidades presentes, no dejando en el abandono, físico o emocional, a nuestros hijos; formando con valores a las nuevas generaciones y contribuyendo formar en ellos personalidades críticas, asertivas, reflexivas, empáticas y tolerantes.
Esto es apenas un pequeño indicio en nuestro estado, esperamos del gobierno del estado una estrategia de prevención efectiva, para evitar que pueda suceder alguna desgracia.
Por cierto, qué hace el secretario de Educación Pública en Tlaxcala, sobre este tema.
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Ahora si, la última y nos vamos…El buen juez por su casa empieza…La Función Pública dio un plazo para que el titular del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala diera de baja a sus familiares por el tema del nepotismo, pero tiene empleado a su cónyuge como su empleado.
La evidente muestra de la incongruencia, dicen.