Si hay una campaña de desprestigio al gobierno estatal en redes sociales, como señaló recientemente un funcionario de primer nivel, hay dos razones por la que tiene éxito: el avance de la delincuencia y la pasividad de l as autoridades estatales.
Este martes, se registró el hallazgo de un hombre maniatado a la orilla de una barranca en Teolocholco. Días atrás se halló un cuerpo calcinado en Tenancingo.
Sí, el desprestigio aludido debe ser motivo de enojo para el gobierno estatal, sobre todo para la Secretaría de Gobierno, la Procuraduría General de Justicia del Estado y la Secretaría de Seguridad Ciudadana porque no han demostrado capacidad para detener a los responsables de este tipo de hechos violentos que han sido cada vez más recurrentes en los últimos meses.
Pero la campaña no termina ahí.
Se sabe también de la incursión de un comando armado en Panotla, específicamente en el fraccionamiento La Virgen, donde una familia fue maniatada y golpeada para que los delincuentes pudieran llevarse un botín de más de 250 mil pesos en efectivo y varios objetos de valor.
Otro robo con violencia se dio en el centro de Apetatitlán, en el domicilio de un miembro de la Coparmex, donde los delincuentes armados se dieron a la fuga sin problema alguno.
Y en Ziltlaltépec, los patos le tiraron a las escopetas cuando elementos de la Policía de Montaña fueron atacados con armas de fuego.
En efecto, tal parece que hay una campaña de desprestigio a las autoridades locales, y su principal incentivo es la falta de resultados y la creciente impunidad que priva en Tlaxcala.
Hoy escribe Miguel Ángel Juárez Rosas.