Vaya que si el Gobierno del Estado eligió el peor momento para echarle más leña al fuego, porque podría ver arder el bosque.
Resulta que la SEGOB, donde cobra Sergio González Hernández, no ha podido quitar la olla exprés de la protesta sindical de la estufa de la inauguración del Campeonato Mundial de Voleibol de Playa.
La estrategia de desgaste del movimiento, de la intimidación con despidos, y de represión policial ha sido un total fracaso.
Y lo por es que parece que la gobernadora Lorena Cuéllar no conoce la película completa de la situación real que prevalece en el estado, debido a que gente más cercana aprovecha su posición para cobrar venganzas, hacer negocios y abusar de su poder, a costa de la imagen de la mandataria.
El despido del dirigente del Sindicato 7 de Mayo, Edgar Tlapale, y su compañero Jaime Rodríguez Cortés, fue un acto desesperado para amedrentar un movimiento sindical que, nos gustó o no, tiene su razón de ser en el incumplimiento de la ley.
No se le quiere dar Toma de Nota, le quitan conquistas sindicales, y les limitan sus prestaciones.
Si los funcionarios lorenistas se hubieran enfocado a negociar, en vez provocar confrontaciones, la situación sería muy distinta. Pero lo que viene, es decir, la posibilidad de que Tlaxcala sea exhibida mundialmente como un estado con mucha inconformidad social, es real.
De haberlo trabajado desde antes en una estrategia proactiva y no reactiva para gestionar las distintas políticas públicas que iban a implementar, decidieron hacer oídos sordos.
Hoy escribe Jeserh MEJÍA.