La Bestia Política

El Bestiario…La justicia en Tlaxcala al banquillo de los acusados.

¿Qué falló en el caso de Edson N.?

Una vez más, el sistema judicial de Tlaxcala se enfrenta a serias interrogantes tras la absolución de Edson N., acusado del homicidio del exdiputado local Omar Milton N. En un proceso que se alargó por casi tres años, este martes, el Tribunal de Enjuiciamiento decidió por unanimidad absolver al acusado, señalando que no había suficientes pruebas para una sentencia condenatoria. Pero la gran pregunta aquí es: ¿qué falló?

El caso Edson N. no es un simple error procesal; es un reflejo de una cadena de fallas que parecen enraizadas en nuestras instituciones. Desde su detención en enero de 2022, la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) impulsó una narrativa que ahora parece desmoronarse ante la falta de pruebas sólidas. A pesar de las más de 20 audiencias, los testimonios y pruebas presentadas, el tribunal no encontró elementos suficientes para inculparlo. Entonces, ¿cómo es posible que un ciudadano pase casi tres años de su vida en prisión por un crimen que, según la justicia, no cometió?

Este caso nos obliga a repensar cómo se está manejando la impartición de justicia en Tlaxcala. Si no había pruebas contundentes desde un principio, ¿por qué se vinculó a proceso a Edson N.? Y peor aún, ¿cómo se justifica haberle negado un amparo? Estamos hablando de la vida de una persona que, durante años, ha sido sometida a un juicio social y judicial que parece haber sido más producto de la improvisación que del cumplimiento del debido proceso.

La pregunta que surge tras la liberación de Edson N. es más inquietante: ¿estamos frente a un sistema que fabrica delincuentes? No es la primera vez que vemos cómo la Fiscalía Estatal sostiene acusaciones que al final se derrumban por falta de pruebas o por una investigación deficiente. La impunidad, en este caso, no es solo para quienes cometen el delito, sino también para quienes construyen un caso sobre cimientos endebles, afectando la vida de un inocente.

La Fiscalía ha anunciado que impugnará la sentencia, lo cual parece más una estrategia para salvar la cara que una búsqueda genuina de justicia. Si realmente estuvieran convencidos de la culpabilidad de Edson N., ¿por qué no presentaron un caso más sólido desde el inicio? En lugar de reflexionar sobre sus propios errores, prefieren prolongar el calvario de un juicio que ya ha demostrado su ineficacia. Al final, esta insistencia no es más que un síntoma de un sistema que parece más enfocado en sostener su credibilidad que en garantizar justicia.

Este caso, como tantos otros, deja una amarga sensación de injusticia. No solo por la incertidumbre que rodea la muerte de Omar Milton N., sino también porque la vida de Edson N. ha quedado marcada por un proceso lleno de fallos. Un proceso que, de no haber sido por la insistencia de su defensa, lo habría condenado sin pruebas suficientes.

Es hora de que el Poder Judicial y la Fiscalía de Tlaxcala rindan cuentas. No podemos seguir permitiendo que la justicia funcione a base de suposiciones y acusaciones frágiles. Las instituciones encargadas de velar por la ley deben ser garantes de procesos justos y transparentes, no de fabricar culpables para llenar expedientes.

El sistema no solo falló en este caso, sino que amenaza con seguir fallando si no se realizan cambios profundos en la manera en que se manejan las investigaciones y los juicios. Es momento de una revisión crítica de nuestras instituciones, porque cuando la justicia falla, todos como sociedad perdemos.

Es tiempo que la fiscal de la cara y explicaciones que convenzan.

Sobre todo, por el uso de todo el poder del estado para presentar en conferencia de prensa a Edson N. como el responsable, y hasta la figura del secretario de Gobierno fue usada para mandar el mensaje de un gobierno que hace justicia, pero hoy, a quien acusaron está libre, y con todo el derecho de demandarlos a la hora que quiera.

******

LA CAMINERA...REBASADOS…La creciente ola de violencia en Tlaxcala, evidenciada por los recientes asaltos armados en Nopalucan y Tetlatlahuca, deja en claro que el problema de la inseguridad ha rebasado a las autoridades locales. Estos hechos no solo reflejan la impunidad con la que operan los criminales, sino también la ineficacia de los cuerpos policiales para prevenir y responder ante la amenaza delictiva. ¿Hasta cuándo las familias tlaxcaltecas deberán vivir con el temor de que su hogar, su espacio más seguro, sea violentado? Es urgente que las autoridades tomen medidas contundentes y efectivas antes de que la situación se salga aún más de control.

******

AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…¿Y los operativos Apá?El más reciente asalto violento en Santa Úrsula Zimatepec, Yauhquemehcan, es solo otro recordatorio del rotundo fracaso de los operativos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Tlaxcala. Mientras dos sujetos armados siguen robando vehículos a plena luz del día, las autoridades continúan presumiendo estrategias ineficaces que no logran frenar la ola de violencia. ¿De qué sirven los reportes de operativos si la realidad es que la delincuencia sigue desbordada? La inseguridad en Tlaxcala ya no es una excepción, sino la regla, y eso debe cambiar urgentemente.