En una carta dirigida a Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Molina Sánchez arremetió contra lo que describió como un «PRI secuestrado» por intereses de unos cuantos, que ha perdido los ideales revolucionarios de democracia y justicia social que alguna vez lo definieron. Según Molina, el partido ha caído en una dinámica de elitismo y de rechazo a la crítica, especialmente en temas relacionados con los programas sociales, que han sido fundamentales para mejorar la calidad de vida de millones de mexicanos.
“El PRI de hoy ya no me representa por su carencia de congruencia. Me voy del PRI porque soy un demócrata, y en este PRI, la democracia ya no existe”, afirmó Molina en un mensaje contundente que refleja el profundo desencanto de sectores críticos dentro del partido.
La renuncia de Pedro Molina, un conocido cuadro priista en Tlaxcala, evidencia la creciente división interna y el descontento que algunos militantes expresan respecto al rumbo del PRI, especialmente tras la pérdida de fuerza en elecciones recientes y las cuestionadas decisiones de la dirigencia nacional. Aunque Molina agradeció a quienes lo apoyaron durante su trayectoria en el partido, dejó claro que su lealtad permanece con Tlaxcala y México, en su lucha por una democracia verdadera, el diálogo y la rendición de cuentas.
Algunas voces consultadas, aseveraron que este golpe al PRI en Tlaxcala podría tener repercusiones significativas en la reconfiguración del partido a nivel estatal, que ya enfrenta dificultades para mantenerse relevante en el competitivo escenario político local. «El actual dirigente se está consolidando y será recordado como el sepulterero del tricolor en Tlaxcala», argumentaron.
La salida de Molina es solo una muestra más del deterioro de la cohesión interna en el PRI, un partido que alguna vez fue hegemónico, pero que ahora enfrenta un futuro incierto en medio de críticas por su falta de adaptación a los tiempos modernos y su alejamiento de los principios que alguna vez lo definieron.
¿Qué sigue para el PRI?
Con este nuevo capítulo de deserciones, el PRI deberá repensar su estrategia si quiere recuperar la confianza de sus militantes y reavivar el sentido de pertenencia de aquellos que, como Pedro Molina, han abandonado sus filas en busca de una democracia más auténtica.
