La Bestia Política

La gubernatura que se le escapó a Anabell Ávalos Zempoalteca.

Si alguna oportunidad tuvo Anabell Ávalos Zempoalteca de llegar a la gubernatura, fue en 2021. Diferentes factores, circunstancias y acciones, propias y ajenas, frustraron su intento de encabezar el Poder Ejecutivo en Tlaxcala.
A tres años de distancia de ese intento, y aunque seguramente su aspiración de ser nuevamente la abanderada al gobierno estatal sigue intacta, para 2027 no tiene ninguna oportunidad de ganar la elección, si es que sale postulada.
En primer lugar, porque el partido al que pertenece, el Revolucionario Institucional (PRI), se cae a pedazos. El dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas se ha encargado de llevarlo al cadalso y Tlaxcala no es la excepción.
Le regaló a Beatriz Paredes Rangel el poder de la dirigencia a través de Ernesto García Sarmiento, quien ha tenido una gris presidencia en el Comité Directivo Estatal. No encabeza ninguna oposición al gobierno de la morenista Lorena Cuéllar Cisneros y todo hace indicar que no lo hará.
La crisis por la que atraviesa el partido en Tlaxcala con la salida de la diputada local Blanca Águila Lima y, más recientemente, de la alcaldesa de Xiloxoxtla, Yazmín Jimélez Rugerio, parece no tener fin. El silencio ha sido más que elocuente, como aquel que ocultó el albazo para que Enrique Padilla Sánchez encabezara la lista priista de diputaciones plurinominales al Congreso del Estado y que sólo una decisión administrativa de la autoridad electoral revirtió esa decisión unilateral que tenía toda la mano de la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel.
Y en segundo lugar, porque no se ve la posibilidad de concretar una alianza electoral opositora. Los resultados que dejaron en junio pasado las elecciones federal y estatal, cerraron cualquier rendija. Es altamente probable que el Partido Acción Nacional (PAN) postule candidatura propia, y lo mismo harán seguramente los partidos Movimiento Ciudadano y de la Revolución Democrática (PRD).
El resto de los institutos políticos en Tlaxcala, ya sea con registro estatal o nacional, están entregados al partido en el poder en turno. El voto de sus legisladores locales en el Congreso del Estado así lo evidencia.
Su voz en el Senado de la República no tiene ni tendrá mayor trascendencia política por lo solitaria que se encuentra. Tiene razón en criticar la inseguridad pública que azota a Tlaxcala, pero ni su propio partido en Tlaxcala le hace eco. Así no se puede.
En una entrevista con La Bestia Política, Anabel Ávalos Zempoalteca afirma que la seguridad es un fracaso en Tlaxcala y que le da miedo caminar por sus calles. En ese sentido, adelantó que presentaría un exhorto desde la Cámara Alta del Congreso de la Unión para que el gobierno estatal explique temas de seguridad.
Tal vez a la senadora se le olvida, pero es necesario recordar que ella fue autoridad en el municipio capitalino y que cuando preparaba su salida del ayuntamiento para buscar la gubernatura, fue asaltada en su propio domicilio, en compañía de quien fue su director de seguridad pública, el ahora neomorenista Máximo Hernández Pulido, traidor a la causa priista.
La traición de varios militantes priistas al irse con el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ha sido calificada por Ávalos Zempoalteca como una carencia de principios por parte de quienes han abandonado al tricolor. Es cierto, tiene razón, pero ella misma, al haber encabezado la dirigencia estatal del PRI, tiene responsabilidad en ello.
Pese a todo, habría que reconocerle que es, en este momento, la figura política opositora más importante en Tlaxcala. Eso, sin embargo, no es suficiente para verle una posibilidad de triunfo en 2027. Muy lejos está de ello, a menos que en Morena se viva una catástrofe electoral originada por la división que seguramente habrá en sus entrañas, en la definición de su candidatura al gobierno estatal.