La Bestia Política

El Bestiario…Tlaxcala sin rumbo: El llamado urgente a ajustar el timón.

En política, no basta con recorrer el estado y dar discursos si las señales que se reciben desde las comunidades son de hartazgo, molestia y frustración. En dos de las giras más recientes de la gobernadora Lorena Cuéllar, los reclamos ciudadanos fueron claros: desabasto de medicamentos, percepción creciente de inseguridad y ausencia de respuestas reales. No se trata de casos aislados, sino de la expresión legítima de un estado que comienza a perder la paciencia.

La realidad en Tlaxcala es más cruda que la narrativa que se repite todos los días desde el poder. Los hechos hablan por sí solos: asesinatos, linchamientos, intentos de justicia por mano propia y denuncias de acoso a menores en municipios que, hasta hace poco, presumían tranquilidad. Todo esto ocurre bajo la supuesta protección del “estado más seguro del país”, un discurso que, a estas alturas, ya pocos se creen.

La Secretaría de Gobierno, que debería ser el eje articulador de la política interna y la gobernabilidad, simplemente no se ve. No hay operación política ni estrategia de contención social. La calle está hablando, y quienes deberían escuchar y actuar, están ausentes. No basta con acompañar a la mandataria en eventos; hace falta dirección, liderazgo, capacidad de mediación y, sobre todo, presencia real en el territorio.

Todos los días escuchamos a una mandataria morenista insistir en que Tlaxcala es el estado que más ha invertido en seguridad en todo el país, pero entonces algo falla en la comunicación política, porque en las calles esa narrativa no se percibe así. La gente no siente seguridad, siente miedo.

En paralelo, el sistema de salud atraviesa una de sus peores crisis. Las protestas del personal médico en hospitales y centros de salud de Tlaxcala no solo denuncian la falta de medicamentos, sino también la ausencia de insumos básicos, equipo e incluso alimentos. La ciudadanía ha tenido que pagar de su bolsillo lo que el Estado no está garantizando. ¿Dónde está la promesa de cobertura total? ¿Dónde quedaron las palabras sobre la transformación del sistema de salud?

El gobierno debe asumir ya su papel como Ejecutivo y dejar de acumular pendientes. Si no hay cambios, este podría convertirse en el peor sexenio en materia de seguridad y salud en la historia reciente de la entidad.

No se puede hablar de gobernabilidad, seguridad ni bienestar mientras la ciudadanía enfrenta a diario el miedo, la incertidumbre y la indiferencia. Es momento de hacer ajustes reales en el gabinete, especialmente en áreas estratégicas como la Secretaría de Gobierno y el equipo responsable de la seguridad pública. Tlaxcala no puede esperar más.

La ciudadanía necesita respuestas, no excusas. Acción, no simulación. La gobernadora aún está a tiempo de corregir el rumbo, pero cada día que se deja pasar es un paso más hacia el descrédito total de una administración que prometió transformación, pero que hasta ahora, lo único que ha recibido —y seguirá recibiendo— son reclamos.

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LA CAMINERA. Tlaxcala: La nueva historia se escribe al aire libre…Mientras el discurso oficial presume transformación, en Tlaxco la realidad grita resistencia. A la intemperie, con frío y dignidad, trabajadores despedidos del Instituto Tecnológico volvieron a montar campamento. Ya hicieron huelga de hambre frente al Congreso. Ya escucharon promesas. Hoy exigen lo mismo: reinstalación, salarios caídos y respeto sindical.

¿La respuesta? Puertas cerradas. Funcionarios ausentes. Pactos rotos.
Luis Antonio Ramírez (SEGOB) y Emilio Minor (Gobernación) ni sus luces.

Flaco favor le hace este silencio al gobierno de la 4T. Porque en Tlaxcala, la nueva historia no la están redactando en oficinas, sino en las calles, con lona, coraje y memoria.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…Crónica de una renuncia anticipada…Así es la política: un día compadres, al otro, rivales.
El otrora poderoso Grupo Apizaco y el Grupo Apetatitlán unieron fuerzas para conquistar la dirigencia estatal del PAN con Miriam Martínez. Pero en el camino, algo cambió. Apetatitlán se fortaleció, se quedó con la mayoría del Consejo Estatal, y Apizaco comenzó a perder fuerza. Aun así, les alcanzó para negociar una diputación plurinominal federal.

La gota que derramó el vaso fue clara: no les dejaron negociar la dirigencia estatal del PAN. Y así llegó el exalcalde de Apetatitlán, Ángelo Gutiérrez, a tomar el control. Ahi comenzó la ruptura real.

Algunos panistas dicen que Julio César Hernández Mejía no se fue del PAN… hace tiempo que ya no estaba. Su renuncia solo oficializa una ruptura anunciada. Una historia de simulaciones, traiciones políticas y pactos soterrados entre todos los panistas.

Muchos se rasgan las vestiduras, pero lo cierto, y que es un secreto a voces, es  que Julio ya tiene los dos pies en Movimiento Ciudadano, y solo es cuestión de tiempo para que se haga oficial. Y cuando eso pase, vendrá la revancha electoral.

El 2027 será el campo de batalla.

Julio César seguramente impulsará a su esposa o quien quiera como candidata a la presidencia municipal por MC.
Ángelo Gutiérrez pondrá en la boleta a un panista o panista de confianza, con el apoyo del ex alcalde Pablo Badillo.

Ahí se medirán.
Y el tiempo, como siempre, dará la razón a quien gane.
Atrás quedará la verborrea. Vendrá la estrategia.
Y como reza el dicho: el que tenga más saliva… tragará más pinole.