La Bestia Política

🐍 El Bestiario…Tlaxcala: Comunicados tibios y silencios cómodos: la ofensa colectiva que no quiso ver

No fue un tuit desatinado ni una ocurrencia de borrachera. Fue una burla pública, grabada en video, lanzada con la condescendencia de quien cree que Tlaxcala es un chiste regional. “Es mejor ser director del Metro que gobernador de Tlaxcala”, dijo entre risas el empresario José Luis Salinas Gutiérrez, ligado a la cadena Pollo Feliz, mientras a su lado asentían senadores de la autollamada Cuarta Transformación.

El empresario metido a comediante no estuvo solo. A su lado le festejaron el chiste torpe, el senador morenista Emmanuel Reyes Carmona —quien ya se disculpó—, mientras Salinas Gutiérrez nunca lo hizo abiertamente, y también Melgar Bravo, senador del PVEM y presidente de la Comisión de Vivienda; Ana Karen Hernández Aceves, senadora del PT por Colima; Sandra Simey Olvera Bautista, senadora de Morena, y Adrián Rubalcava, recientemente nombrado director del Metro de la Ciudad de México.

La indignación fue inmediata. Pero lo verdaderamente ofensivo no fue solo el comentario —de por sí lamentable—, sino el silencio que lo rodeó. Porque mientras la burla ardía en redes sociales, la respuesta del oficialismo tlaxcalteca fue una coreografía de cobardía política: comunicados tibios, señalamientos a modo y un pacto de omertá con los suyos.

La dirigencia estatal de Morena, el Gobierno del Estado de Lorena Cuéllar y la senadora Ana Lilia Rivera pidieron una disculpa pública… pero solo del empresario. Nada sobre los senadores de su propio partido y aliados que estuvieron ahí, callados, cómplices de la carcajada fácil. Es decir: una disculpa, sí… pero en cuotas. El objetivo: evitar el fuego amigo. El resultado: traicionar la dignidad colectiva.

Y como era de esperarse, la gobernadora Lorena Cuéllar hizo lo que mejor sabe hacer cuando las cosas incomodan al grupo en el poder: lo mínimo indispensable. Un boletín neutro, institucional, sin nombres ni exigencias reales. Un “rechazamos la burla” que, en traducción política, significa: “no nos metamos en líos con los nuestros”.

¿Dónde quedó el orgullo estatal? ¿Dónde la defensa de Tlaxcala como entidad con historia, identidad y carácter? ¿Qué tanto vale un lugar en la mesa del obradorismo como para mirar hacia otro lado cuando te escupen en la cara?

Mientras tanto, quienes sí alzaron la voz en contra de todos los nuevos bufones de la política fueron figuras de oposición: Mariana Jiménez Zamora, Miriam Martínez, Julio César Hernández Mejía, Juan Carlos Sánchez y hasta la senadora priista Anabell Ávalos, quien pidió llevar el tema a la presidencia del Senado. Esos sí, sin cálculos ni matices, dijeron lo que la mayoría pensaba: que Tlaxcala no es menor que nadie, y no merece ser tratada como una provincia de segunda por todos esos personajes mencionados.

Porque, al final, lo que ofende no es solo el chiste, sino la forma en que algunos prefieren reír para no incomodar. En Tlaxcala ya estamos acostumbrados a los ataques externos, pero lo que no debemos tolerar son las defensas a medias de quienes juraron representarnos.

Los comunicados tibios no defienden. Los silencios cómodos no salvan la honra. Y los que callan ante la burla solo confirman que les importa más la lealtad al grupo que la dignidad del estado que dicen amar.

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LA CAMINERA… ¿Unidad?…Una frase desatinada del empresario José Luis Salinas logró lo que ni los incendios ni las crisis recientes habían conseguido: unir —según— a las fuerzas políticas de Tlaxcala, al menos en el discurso, en defensa del orgullo local. Mientras el empresario afirmaba que “ser director del Metro es mejor que ser gobernador de Tlaxcala”, las voces de distintos colores partidistas coincidieron en un mensaje claro: a Tlaxcala se le respeta.

No hay que sobrevalorar el momento: la unidad es, por ahora, retórica. Pero si el gobierno estatal busca oxígeno para cohesionar su narrativa de identidad, esta es su ventana para lanzar una campaña del orgullo tlaxcalteca, como lo hizo Marco Mena en su momento. Que no se les ocurra contratar a Salinas como asesor.

Porque lo que está en juego no es un puesto ni un nombre: es la dignidad histórica de una tierra que ha aportado más a México de lo que muchos quieren reconocer. Y sí, es cuestión de identidad. Nada más.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS… Pésimo secretario…Inaceptable la torpeza del secretario de la Sección 31, Cutberto Chávez. En pleno siglo XXI, y con una agenda feminista más vigente que nunca, autorizar la contratación de “Chuponcito” —un comediante vinculado a un proceso judicial por acoso sexual agravado— no solo es una provocación, sino una afrenta directa a las trabajadoras de la educación. No se trata de sensibilidad, se trata de principios. Y Chávez acaba de mostrar que no tiene ni uno.

🎭 La Cornada no se equivoca: payasos al frente.

La editorial de La Jornada de Oriente Tlaxcala fue tan contundente como precisa: un payaso justificando la contratación de otro payaso para celebrar a las maestras y maestros. La sátira duele porque retrata con crudeza el nivel de nuestras autoridades sindicales y educativas. Cutberto Chávez, líder de la Sección 31, no solo validó la burla simbólica a las trabajadoras de la educación, sino que además exhibió el desprecio institucional con el que se toman decisiones. Si hay algo peor que el desatino, es la torpeza arrogante con la que se defiende.

Y para colmo, Chuponcito pidió una porra para la gobernadora Lorena Cuéllar… y solo recibió rechiflas para la morenista.