La Bestia Política

Opinión… Esto no es Venecia ni tampoco Dinamarca. Es Tlaxcala… y se nos está cayendo.

Una vez más, bastó una lluvia fuerte para que la ciudad colapsara:
Coches atrapados
Negocios anegados
Mercancía perdida
Calles que se volvieron ríos
Y personas que —otra vez— tuvieron que improvisar para proteger lo poco que el gobierno nunca ha protegido.
Lo peor: varias unidades de salud colapsaron por ingreso de agua, afectando espacios que deberían estar listos para cuidar a la gente, no para ser los primeros en rendirse.
Lo que pasó no fue solo por el agua.
Fue por la negligencia de gobiernos que planifican para la foto, no para la gente.
Gobiernos que ignoran la infraestructura porque no da likes ni votos.
Esto no es culpa solo de un fenómeno natural, es de un fenómeno político.
Lo que se cayó ayer no fue solo un techo:
Se derrumbó la credibilidad, la responsabilidad y la capacidad de un gobierno local que lleva años maquillando la realidad.
Porque aquí no se protege nada.
Aquí todo se improvisa.
¿Quién va a responder por los autos descompuestos?
¿Por las pérdidas de negocios?
¿Por la mercancía dañada, el mobiliario arruinado, los alimentos echados a perder?
Nadie.
Porque no les importamos.
No les importa si tus cosas se destruyen, si el agua entra a tu casa, si perdiste dinero o si te arriesgaste.
Porque no son ellos quienes lo padecen. Somos nosotros.
Y lo más indignante es que cuando todo ya está destruido, ahí sí llegan con cuadrillas, cubetas… y fotos.
Pero de nada sirve que lleguen cuando el daño ya está hecho.
Cuando lo único que podrían haber hecho bien era prevenir.
Pero ni eso.
Esto NO debería estar pasando.
Y no es excusa decir que “el anterior tampoco lo hizo”.
Ya pasaron cuatro años desde que esta administración de Lorena Cuéllar tomó el poder.
Si llegaron con promesas de cambio, ¿por qué seguimos igual?
La gobernadora presume una Tlaxcala de escaparate.
Pero mientras en sus eventos se sirven platillos con menús en inglés y se gastan millones en celebraciones privadas, hay personas que lo pierden todo por una tormenta común.
¿Eso es querer a Tlaxcala, gobernadora?
Porque esto no es por el clima.
Es por la falta de visión, de voluntad, de inversión real y de respeto por quienes vivimos aquí.
Tlaxcala no se cae por la lluvia.
Se cae por la falta de gobierno.
Y que quede claro:
Esto no es Venecia.
Tampoco es Dinamarca.
Esto es Tlaxcala… y aquí lo que flota es el abandono.