La Bestia Política

Desarrollo regional con humanismo.

Por Luis Alberto Huerta Hernández
Presidente Municipal de Atltzayanca
En el oriente de Tlaxcala compartimos una historia común que nos hermana como pueblos. Desde Huamantla hasta Cuapiaxtla, pasando por El Carmen Tequexquitla y Atltzayanca, la gente sabe que el esfuerzo diario no se mide en discursos, sino en la voluntad de trabajar, sembrar, producir y generar oportunidades para nuestras familias.
Hoy más que nunca necesitamos pensar de manera regional, porque los retos que enfrentamos no reconocen límites municipales. La seguridad, el acceso al agua, la movilidad, el impulso al campo y la generación de empleos son temas que atraviesan a todas nuestras comunidades. Si no actuamos con visión conjunta, difícilmente lograremos que el oriente del estado se consolide como un motor de desarrollo.
He aprendido que el campo no solo requiere apoyos coyunturales, sino políticas públicas permanentes que valoren la aportación de nuestros productores.
El maíz, el durazno, el amaranto y el nopal, que tanto identifican a nuestra región, necesitan cadenas de comercialización que los hagan competitivos, así como inversión en infraestructura que permita agregar valor y evitar que nuestros jóvenes tengan que migrar en busca de oportunidades.
De igual manera, no podemos dejar de lado la seguridad. Para que nuestras familias vivan tranquilas, necesitamos reforzar la coordinación con los distintos órdenes de gobierno, pero también apostar por la prevención: invertir en educación, en cultura y en deporte, porque un joven con alternativas es un joven lejos de la violencia.
Otro tema que merece especial atención es el acceso al agua. El oriente de Tlaxcala enfrenta un desgaste natural en sus mantos acuíferos. Por eso urge replantear el modelo de gestión, invertir en tecnologías de captación pluvial y, sobre todo, concientizar sobre el uso responsable de este recurso vital.
Estoy convencido de que solo a través de la unidad y el trabajo compartido podremos dar un salto de calidad como región. Los municipios no deben verse como islas aisladas, sino como parte de un mismo sistema que, si se articula, puede generar grandes beneficios para su gente.
Lo que necesitamos es visión, decisión y compromiso. La visión para entender que el futuro no se construye pensando solo en el presente inmediato, sino en las generaciones que vienen.
La decisión para enfrentar problemas estructurales que muchas veces se posponen por comodidad política. Y el compromiso de no fallarle a la gente que todos los días confía en sus autoridades.
Estoy convencido de que el oriente de Tlaxcala puede ser ejemplo de desarrollo regional, de productividad en el campo y de comunidades seguras y prósperas.
Para lograrlo, debemos caminar juntos, porque solo así nuestra voz se escuchará con más fuerza y nuestras necesidades tendrán la atención que merecen.