La Bestia Política

El Bestiario…Inseguridad en Tlaxcala: la conversación digital que es ignorada 

Mientras las cifras oficiales hablan de descensos en delitos como el robo —21.9% menos en lo que va de 2025—, la otra cara muestra un aumento preocupante en extorsión (900%), violencia familiar (131%) y homicidios dolosos (15%).

El INEGI, a través de la ENVIPE 2025, revela que el 36.9% de los hogares tlaxcaltecas fueron víctimas de al menos un delito en 2024, y que el 91.9% nunca denunció.

Desde las entrañas del poder se intenta matizar que la ENVIPE no deja de ser una estimación estadística que refleja la “cifra negra” de delitos no denunciados. En contraste, los reportes del Secretariado Ejecutivo parten de denuncias y carpetas formales, pero también esconden su propia cifra oculta: lo que nunca se denuncia.

En síntesis: la ENVIPE refleja percepción y estimaciones; el Secretariado, denuncias y registros formales. Ambos tienen limitaciones, pero juntos permiten entender mejor la brecha entre lo que se vive y lo que se reporta.

Sin embargo, hay algo que no se puede matizar o minimizar, y lo que no aparecen en las mesas de seguridad y de paz de la gobernadora Lorena Cuéllar, y es lo que se dice en la conversación digital.

El último análisis de Impulso Mercadológico (22–28 de septiembre) confirma lo que la calle ya grita: la inseguridad es la herida abierta de Tlaxcala. No lo afirma un opositor, no lo inventan los medios críticos, lo dicen los números: 37.56% de la conversación digital giró en torno a violencia, asesinatos, robos e inseguridad. Casi el 40% del debate público en redes.

No se trata solo de cantidad, sino del tono: el saldo fue brutal, -90% de percepción negativa. El ciudadano común ya no cree en discursos oficiales de “baja incidencia delictiva”. Y aunque se insista en que la ENVIPE es percepción, lo que se percibe es miedo en el transporte público, robos en colonias, violencia cotidiana. Eso tumba cualquier narrativa.

Las reacciones lo demuestran: más de 168 mil interacciones se detonaron por noticias relacionadas con inseguridad, dominadas por el enojo y la tristeza. La viralidad no surge de campañas de odio contra el gobierno, sino del hartazgo frente a lo que se siente como ausencia de resultados.

Y se sabe que incomoda la narrativa que se ha construido en los medios de comunicación, pero ellos solo cumplen su papel: amplificar lo que la gente vive. Testimonios, imágenes y cifras que ponen en la agenda lo que el gobierno quisiera que no se publicara, y debido a su comunicación reactiva, cuando aparecen lo hacen con datos no confiables.

Se insiste en culpar al mensajero. La propia gobernadora ha acusado que los periodistas que se atreven a preguntarle sobre seguridad “no quieren a Tlaxcala” porque exhiben la violencia. Pero la realidad no se edita, lo que la gente comenta en redes, lo que vive en los barrios y lo que replican los medios es la radiografía de un problema que no se resuelve con campañas de imagen.

En las mesas de seguridad de todos los días, los funcionarios como Marrufo y el propio Luis Antonio Hernández se molestan cuando les ponen datos duros que arroja el INEGIm y prefieren voltear para otro lado.

Eso no sirve, señores funcionarios.

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LA CAMINERA...La inseguridad vota..Y en todo esto, ¿qué papel jugarán los candidatos y partidos en 2027? La elección no será solo un concurso de lealtades ni de colores; será un examen implacable sobre quién puede garantizar seguridad y justicia reales.

Los partidos que insistan en encuestas maquilladas y spots huecos, y los gobernantes que prefieran perseguir periodistas en lugar de delincuentes, terminarán frente a un monstruo electoral que no perdona: la inseguridad vota.

Quien entienda que la seguridad no es propaganda, sino estrategia, podrá sobrevivir.

El 2027 no será solo una contienda de lealtades partidistas. Será un examen implacable sobre quién puede garantizar seguridad y justicia reales.

Si los aspirantes a gobernar Tlaxcala no se meten en la narrativa de la seguridad, y sus partidos políticos callan, veremos en su momento cómo los juzgan sus electores.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS...Tardanza que molesta..San Gabriel Cuauhtla: cuando la ciudadanía suple a la autoridad..La noche del domingo, un adulto mayor fue arrolado por un chófer de la ruta USU en San Gabriel Cuauhtla.

El conductor intentó huir, pero fueron los propios vecinos y automovilistas quienes lo detuvieron y auxiliaron a la víctima, que hoy se encuentra estable gracias a la atención de Protección Civil municipal.

Lo más alarmante no fue el accidente en sí, sino la ausencia de la autoridad. Ni la policía estatal ni la municipal llegaron en los momentos críticos. La comunidad actuó con rapidez, mientras quienes deberían garantizar el orden brillaron por su ausencia.

A esto se suma un entorno urbano que parece olvidado: calles sin alumbrado público, banquetas bloqueadas por ramas, y peatones obligados a caminar sobre la carretera. El abandono no es solo físico, es institucional.

El mensaje vecinal es claro: mientras la policía llega tarde y las condiciones urbanas siguen deteriorándose, los riesgos aumentan y la confianza se desvanece. No es un lujo exigir atención, es una urgencia.

Y como si fuera poco, en el gasoducto, vecinos han tenido que colocar barreras de madera ante una coladera abierta para evitar más accidentes. ¿La respuesta del gobierno capitalino el silencio.

Tlaxcala está por celebrar 500 años de historia. ¿Como lo hará?