Tlaxcala está a punto de convertirse en una tea social.
Desde diferentes partidos, en todos los rincones de la entidad, empieza a surgir el germen de la inconformidad y el descontento.
Encuestas a modo, donde muchos quedan fuera.
Imposiciones cupulares que sólo benefician a unos cuantos.
Desconocimiento de las aspiraciones de militantes leales.
La lista puede hacerse grande. Pero es constante. Desde el interior de los partidos, se simula una democracia inexistente.
Un botón de muestra: el Partido Revolucionario Institucional abrió sus convocatorias para candidatos a presidentes municipales. Y tras la simulación, en municipios claves como Huamantla, Tlaxco o Chiautempan, declaran desierto el proceso.
Dejan sin efecto el proceso de los que sí realizaron el procedimiento y hasta la fecha, en plena violación a sus derechos partidistas y ciudadanos, no les han informado oficialmente que no serán considerados.
En otros partidos la cosa no varía. Lo que cambia es el método. Por ejemplo, la aplicación de supuestas encuestas donde sólo habrían entrado unos cuantos mientras que la gran mayoría de aspirantes se quedarán como suspirantes.
O los casos, en partidos tradicionalistas, donde pesaron más los abolengos políticos que las legítimas aspiraciones de muchos militantes que tras años han luchado por conseguir la oportunidad de conseguir el voto.
A los partidos poco interesa un verdadero ejercicio democrático. Y quien lo dude, nada más asómese a ver las listas de los candidatos a diputados plurinominales.
El problema, que no han captado los dirigentes partidistas, es la tea social ya está ardiendo. Y se puede salir de control.
Ahí está la manifestación de hoy en Tlaxcala, donde aspirantes a alcaldes y diputados locales por Morena demandan claridad en la designación de candidaturas.