La Bestia Política

El Bestiario…El Metepantle, la FAO… y la foto que no fue

El evento pintaba para ser histórico. Tlaxcala entraba al mapa mundial del patrimonio agrícola gracias al reconocimiento de la FAO al sistema ancestral del Metepantle Tlaxcalteca, una joya de sostenibilidad y sabiduría campesina con más de tres mil años de historia. Esto coloca al estado como el tercer SIPAM de México, junto con las chinampas de Xochimilco y la milpa maya de Yucatán.

Estaban todos los ingredientes: el director general de la FAO, Qu Dongyu; el secretario de Agricultura, Julio Berdegué; y la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros. Todos… menos Ana Lilia Rivera.

Días antes, la senadora había convocado a medios de comunicación para asistir a la entrega de una distinción por parte de la FAO en la comunidad de Las Mesas, Tlaxco. El reconocimiento destacaba su trabajo en territorio y su impulso al Metepantle Tlaxcalteca como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM). La mención fue clara: su gestión ante diversas autoridades permitió que este sistema ancestral se convirtiera en política pública.

El reconocimiento le fue entregado por Alfredo Mayén, oficial de Programa de la FAO para Mesoamérica, quien subrayó el esfuerzo de los agricultores y de la legisladora federal. El Metepantle, dijo, es un regalo que Tlaxcala le hace a México y al mundo, en tiempos donde urge rescatar modelos sostenibles frente al cambio climático.

La presidenta del Senado estaba invitada por la FAO. Incluso confirmada ayer domingo en la comunidad de Álvaro Obregón, municipio de Españita, pero algo falló, y el encuentro entre la gobernadora y la senadora no se dio.

Más que un descuido, el episodio dejó ver que la relación entre ambas ya no es solo fría: es una competencia abierta, con miras al 2027. Se dice que el conflicto surgió porque el equipo de logística no aceptó que apareciera el logo de la senadora, sino únicamente el del Senado de la República.

Pero entre los discursos de unidad y orgullo, el vacío de la senadora fue más elocuente que cualquier palabra. Porque en la política tlaxcalteca, los símbolos pesan. Y la foto que no se dio, dice más de la sucesión que de la agricultura.

En los círculos políticos se comenta que la molestia de Rivera fue evidente. Acostumbrada a moverse con protocolo y jerarquía, la falta de coordinación fue leída como desaire. Prefirió no presentarse. Y con ello, se evitó una imagen que habría significado mucho: dos mujeres tlaxcaltecas, ambas con poder, compartiendo un reconocimiento mundial. Pero también, dos posibles adversarias en la sucesión estatal.

La novela todos la conocemos en Tlaxcala. Lorena Cuéllar apuesta su capital político a dos cartas: el presidente municipal capitalino, Alfonso Sánchez García, su delfín más visible; y la actual secretaria de Turismo federal, Josefina Rodríguez Zamora, figura que combina cercanía con el gobierno estatal y respaldo desde Palacio Nacional. La jugada es clara: Cerrarle el paso a Rivera y mandar mensajes de que la estructura está de este lado.

Del otro lado, Ana Lilia Rivera, oriunda de Calpulalpan, sigue encabezando todas las encuestas y teje con sectores que comienzan a verla como la opción crítica y disidente del lorenismo. Incluso ha enviado mensajes claros: si llega al poder estatal, no habrá impunidad.

El campo fue escenario de un logro histórico… y también del primer capítulo visible de una disputa que promete cosechar tensión, estrategia y poder.

Por lo pronto, Lorena Cuéllar se llevó la medalla que tanto anhelaba su adversaria.

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LA CAMINERA…Largo pleito…La rivalidad entre Lorena Cuéllar y Ana Lilia Rivera no nació ayer. Se remonta a la campaña por la gubernatura, cuando la nominación cayó del lado de Lorena y Ana Lilia no lo perdonó. Las críticas fueron duras, incluso llegó a compararla con colocar a Carlos Salinas de Gortari en Morena.

La tensión se reactivó en la reciente campaña al Senado. Desde el riverismo se acusó al Palacio Local de operar campañas negras contra la fórmula morenista, alentando el voto dividido y sembrando dudas sobre la lealtad institucional. La gobernadora mandó mensajes de que su gallo era Sergio González en el Verde.

El conflicto escaló tanto que, poco antes de la elección, alguien con suficiente poder obligó a sentar a Lorena, Ana Lilia y José Antonio Álvarez Lima en el Palacio de Gobierno. La imagen fue simbólica, pero no borró las heridas.

La disputa sigue viva. Y en Tlaxcala, donde los silencios pesan y las fotos ausentes hablan, el camino hacia el 2027 ya está marcado por esta vieja enemistad. ¿Quién ganará la batalla final?

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…Hay, Fabricio… no sales de una y ya entras a otra. El autor de los seis dedos de Héroes y del circo en la plaza de toros vuelve a escena, ahora con la cápsula del tiempo frente a la antimonumental.

Resulta que la Secretaría de Turismo negó haber financiado o ejecutado el proyecto, pese a que la titular del Archivo Histórico —en el Diálogo Circular del 22 de octubre— aseguró públicamente que sí fue Turismo quien lo llevó a cabo.

El enredo se agrandó cuando, ante una solicitud de transparencia del portal Gente TLX, la propia dependencia respondió que “no tiene facultades” para contratar ni ejecutar ese tipo de obras, y que quizá la información esté en la Oficialía Mayor.

Así que mientras una dependencia dice una cosa y la otra se deslinda, el monumento sigue ahí: caro, polémico y sin responsable claro.

La cápsula del tiempo que iba a guardar la memoria del Tlaxcala moderno terminó guardando, más bien, otro episodio de opacidad y confusión institucional.

¿Veremos a la gober otra vez diciendo. «Cuñado» no me ayudes tanto?