El Bestiario: #RutaTlaxcala2027…Lo que Lorena Cuéllar no dijo… pero sí dijo

La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros habló este martes de la sucesión del 2027, y aunque sus palabras sonaron institucionales, el fondo dejó más preguntas que certezas.

Dijo que lo importante es la “continuidad”: que las obras no se caigan, que los programas no se desarmen, que los hospitales, universidades y la casa hogar sigan funcionando cuando ella ya no esté.

Pero en Tlaxcala, cuando un gobernador habla de continuidad, no está hablando solo de obras. Está hablando de quién debe seguir.

La narrativa fue cuidadosa: “los que hacen política deben trabajar para todos”, “la transición debe ser tersa”, “que nadie se salga de control”. Entre líneas, lo que dejó fue una advertencia hacia dentro de Morena y hacia los que ya enseñaron el colmillo rumbo al 2027.

Y aquí nace la pregunta incómoda: ¿Lorena está hablando de continuidad administrativa… o de continuidad política? ¿De su proyecto… o de su círculo?

Porque hablar de obras, hospitales y programas es la superficie. De que no se caiga lo «construido” es el mensaje para su equipo. Y de “madurez” y “transiciones tersas” es el recordatorio para quienes ya empezaron a pelear.

En Palacio estatal saben que la sucesión no será un paseo. Morena llega fracturado, con grupos compitiendo y con aspirantes que no se alinean ni aunque les pongan la alfombra roja. Y ahí está el verdadero centro del discurso: Lorena no cerró la puerta… pero tampoco la abrió del todo.

Cuando la gobernadora dice “quien menos debe salir perjudicado es el pueblo”, se oye institucional. Pero cuando se pregunta “¿qué va a pasar cuando nos vayamos?”, suena a alguien que quiere dejar encargado el proyecto… a alguien de casa.

Y entonces surge la pregunta que nadie hizo en público, pero todos hicieron en privado: ¿La gobernadora quiere que la sucesión quede en manos de alguien de su equipo? ¿O está dispuesta a que llegue alguien que no sea de su círculo?

¿Estará dispuesta a dejarle el poder a la senadora Ana Lilia Rivera, a quien no han podido bajar de las encuestas y quien le regateó legitimidad a su proyecto comparándola con Carlos Salinas de Gortari, imagen de lo peor del priísmo corrupto?

¿Esa es la continuidad que imagina Lorena? Difícil saberlo, pero su discurso suena más a “protejan lo construido” que a “cedan el proyecto”.

El secretario de Finanzas del Edomex, Óscar Flores, también está en la batalla y podría representar el escenario menos complejo para el proyecto de una morenista. O acaso el empresario Luis Vargas, quien se mueve a nivel federal y tampoco está peleado con Cuéllar.

O las palabras fueron dedicadas a Josefina Rodríguez Zamora y Alfonso Sánchez García, mencionados como sus taparroscas, quienes garantizarían la continuidad.

La gobernadora pidió madurez, altura, mesura, evitar roces, que la sucesión sea tersa. Pero nadie soliita que algo sea terso… a menos que ya esté viendo que no lo será.

En el fondo, el mensaje puede leerse así: “No rompan lo que construimos. No desarmen mis programas. No conviertan la sucesión en guerra.”

Porque lo más importante del mensaje no fue lo que expresó, sino lo que evitó decir: No mencionó a su posible sucesor, no dijo si será alguien de su equipo, no aclaró si apoyará a alguien fuera del cuellarismo, y no reveló si está dispuesta a soltar el control político del Estado.

Y si algo deja claro la historia reciente de Tlaxcala es que ningún gobernador habla de continuidad… si está dispuesto a que llegue alguien ajeno a su proyecto.

Por ahora, Lorena puso el tono institucional. Pero debajo hay una batalla silenciosa por la sucesión del 2027 que ya empezó.

La gobernadora pidió paz… porque sabe que lo que viene será guerra.

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LA CAMINERA...Marcha atrás…Primero lo anunciaron con bombo y platillo en sus diálogos circulares: la Feria de Tlaxcala se mudaría a Atlhuetzia, bajo el argumento de convertirla en parte de la “Ciudad de la Cultura y el Entretenimiento”. Los discursos oficiales intentaron sonar a modernidad y a gran proyecto.

Pero la realidad fue otra. El rechazo ciudadano se hizo sentir. Un sondeo de Impulso Mercadológico dio voz a las críticas  y el entusiasmo oficial se fue apagando. En sus propios diálogos, el gobierno terminó atrapado en un círculo de dudas.

Este martes, la gobernadora Lorena Cuéllar confirmó lo que muchos pedían: la feria se queda en Tlaxcala. Y no solo se queda, sino que se rehabilitará por completo el Recinto Ferial.

La lección es clara: cuando la ciudadanía marca el rumbo, hasta los proyectos más anunciados tienen que dar marcha atrás.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…¿Y el helicóptero Amá?…El fallido intento del gobierno de Lorena Cuéllar por adquirir un helicóptero nuevo que  según sería utilizado para sustituir una de las aeronaves actuales empleadas en traslados personales y supuestas tareas operativas terminó cancelándose definitivamente, luego de que la empresa Scalla Aviation SA de CV incumpliera el contrato por 111 millones de pesos.

Así lo reveló el vocero Antonio Martínez Velázquez en  la última edición «Los Protagonistas» de La Bestia Política, al asegurar que “no hay y no habrá helicóptero nuevo” en esta administración.

La intención, dijo, era reemplazar al helicóptero “Malinche”, oficialmente reconvertido en ambulancia, pero en la práctica usado como transporte aéreo particular. El proceso quedó cerrado sin opción de reactivarse y sin que se aclararan las razones del desistimiento de la empresa, posibles penalizaciones o el destino del presupuesto originalmente asignado.

Los días 13, 14 y 15 de octubre de este año, Faro Tlax Noticias publicó un amplio reportaje sobre el uso discrecional y opaco de las dos aeronaves con las que cuenta el gobierno de Tlaxcala, algunos de los vuelos que realiza sobre todo una de las aeronaves y los contratos del personal a cargo de las mismas.

Se recuerda más cuando fue usada para traslasdar a la hermana del actual secretario de Movilidad, Marco Tulio Munive, quien se vio involucrada en un accidente automovilístico y que le generó una andanada de críticas a la administración local, y que estuvo a poco de costarle el puesto al secretario de salud, Rigoberto Zamudio.