Un salto corto es sin duda más sencillo que uno largo, pero nadie que quisiera cruzar un foso ancho empezaría por saltar hasta su centro.
-C. C.
Comunicar, se ha vuelto una actividad más sencilla en los últimos años gracias a que los medios para hacerlo, están cada vez más cerca de los ciudadanos que tienen mucho que decir. Las redes sociales, han jugado un papel importantísimo en la tarea que los grandes maestros de la Comunicación nos dejaron: ser la voz de los que no tienen voz.
Hoy en día, nadie quiere quedarse fuera de la conversación en el plano digital, las redes sociales nos permiten ser parte de los debates que allí se celebran. Hoy el Ágora, es digital, cualquier ciudadano con acceso a Internet, puede iniciar una conversación que pronto se convertirá en debate.
Y como nadie quiere quedarse fuera y todo mundo tiene algo que decir, los animales políticos -más animales que políticos-, hacen lo posible para ser tomados en cuenta, el actor político que no comunica prácticamente no existe en la Arena Pública, y por consiguiente, parece estar lejano a la próxima elección. Todo lo que hacemos, comunica.
Es el caso del notorio diputado local, Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, quien en pasados días subió a sus redes sociales una fotografía en calzones, según él, en su explicación, comentaba que se encontraba muy contento por la pérdida de peso considerable en su persona durante el aislamiento social. Indudablemente, la imagen corrió como pólvora por todos los círculos (el negro, el rojo, y el verde) llegando a generar opiniones divididas -al tan ansiado debate había llegado- como la mayoría de acciones cometidas por el joven diputado.
Particularmente, no comparto las estrategias empleadas por el diputado y su equipo para comunicar, y en esta ocasión me gustaría detallar las razones de lo que desde mi óptica, se convierte en un mensaje poco prudente.
Con la llegada del Covid-19 a México, el Consejo Nacional de Salud, clasificó la labor legislativa como una actividad de prioridad y esencial, pero en Tlaxcala parece no haberle importado a los legisladores, mucho menos al que siempre tiene algo que decir.
Las medidas sanitarias fueron anunciadas por las autoridades, las despensas no podían hacerse esperar cuando el año siguiente tenemos una elección. Muchos repartieron despensas, incluido el que siempre tiene algo que decir, hasta realizó algunas transmisiones en vivo donde documentaba que había muchas personas queriendo ayudar a otras personas.
En algún momento, el legislador subió una foto frente al espejo donde anunciaba que próximamente se acabaría el gordito, aprovecharía el aislamiento social para cuidar de su salud y bajar de peso; tiempo después, mostró en una nueva fotografía los resultados de su tiempo y esfuerzo, enhorabuena por el diputado y su salud.
La polémica fotografía, como siempre, cumplió su objetivo, aunque a mí parecer con algunos daños colaterales, los tlaxcaltecas hicieron memes, felicitaron, se pitorrearon, y colocaron al diputado en la agenda digital, aunque no sería mala idea considerar si los daños no fueron mayores a las oportunidades. Sin embargo, hay algunos otros mensajes que se escapan a primera vista, es cierto que el legislador vio en su persona una reducción de tallas y peso, porque su condición le permitió quedarse en cada a hacer ejercicio mientras sesionaban en lo que algunos especialistas del derecho parlamentario han llamado como una ilegalidad. El no haber considerado la labor legislativa como una actividad esencial y de importancia por parte de los diputados locales en Tlaxcala, sólo nos permite ver que ni siquiera ellos, valoran o estiman lo que llaman actividades legislativas.
Habría que preguntar a los ciudadanos del distrito que representa el diputado, si también lograron bajar de peso durante la contingencia sanitaria, además de indagar sobre si comparten el sentir y la emoción del diputado. Seguramente, el grueso de los ciudadanos contestaría que dada la circunstancia, lo que más les importó fue tener comida en la mesa, el mantener a su familia, pagar las cuentas, y hacerlo mientras intentaron no contagiarse de Covid-19, pocos hubieran priorizado el bajar de peso.
Profesionalmente, considero que su fotografía cumplió a medias con su objetivo, puso a quienes nos dedicamos desde hace algunos años al análisis de la vida política de Tlaxcala a hablar, no precisamente de él, sino de su forma de comunicar.
A modo de consideraciones finales, dejo estas breves reflexiones:
- El diputado comunica, y sus mensajes casi siempre lo colocan en la agenda, aunque en la mayoría de las ocasiones sea para pitorrearnos.
- Las estrategias que utiliza -aunque “novedosas”, no parecen ser precisas, ni correctas a ojos de los contados especialistas en materia de Comunicación Política de Tlaxcala.
- A pesar de los aciertos que pudiera haber tenido, muchos -incluidos sus pares en el Congreso- le siguen llamando “Alcalde Meón, Copión, Undermeón” entre otros apodos, motes, y sobrenombres que se ha ganado con sus acciones.
- La Vida Pública en Tlaxcala y la democratización de los medios de comunicación, ha orillado a los animales políticos a buscar la forma de entrar a la agenda, cada uno decide cómo y en qué términos.
- Hacer política en Tlaxcala y mantenerse vigente, es un desafío que pocos han superado; dedicarse a la Comunicación Política eficiente en Tlaxcala, a mi parecer, es un desafío todavía más grande que sólo algunos de los que ya no están han podido superar.