🔹 “Morena tiene al 90 % de los priistas”, sentencia Mariano González y advierte que, aunque inactivo, sigue siendo leal al tricolor; marca distancia aparente del partido guinda y exhibe el reciclaje político en Tlaxcala.

Fabiola MÁRQUEZ / Tlaxcala, Tlaxcala, 13 de junio de 2025.– En un giro simbólico que sorprende por su carga política, la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, y el exgobernador Mariano González Zarur coincidieron este jueves en un acto público con motivo del aniversario luctuoso de Emilio Sánchez Piedras, y lo hicieron sin confrontaciones, sin reproches y, para muchos, aparentemente fumando la «pipa de la paz».

La escena resultó particularmente relevante si se recuerda que, en noviembre de 2024, durante una entrevista con la periodista Mónica Garza, la mandataria tlaxcalteca acusó directamente a Mariano González de haber orquestado un atentado en su contra, dentro de lo que describió como un contexto de sabotaje político y presión mediática.

Aquel señalamiento, aunque carente de pruebas públicas, representó uno de los momentos más tensos en la relación entre ambos personajes, marcando un quiebre en la narrativa política del estado.

Sin embargo, en el evento de este jueves, ambos se limitaron a compartir espacio con cortesía institucional. No hubo miradas duras ni señalamientos; tampoco menciones mutuas con carga negativa, solo un saludo frío.

Cuéllar ofreció un mensaje breve en el que reconoció la figura histórica de Sánchez Piedras y mencionó con respeto al exgobernador González Zarur, a quien meses antes señaló como su presunto agresor.

Por su parte, Mariano González fue abordado por medios de comunicación y, aunque evitó opinar sobre el gobierno de Cuéllar —alegando que ya no consume noticias locales—, aprovechó para lanzar un dardo político: “El PRI no va a desaparecer. El 90 por ciento de los priistas hoy están en Morena… a veces son blancos, rojos o verdes, pero la mayoría ahora está ahí”.

El exmandatario también fue cuestionado sobre la reciente decisión de su hijo, Mariano González Aguirre, de abandonar el PRI y su esposa, ex candidata al Estado de México sumarse al gobierno federal.  Al respecto, fue enfático: “Lo que hagan ellos es su responsabilidad. Yo nunca lo he ayudado políticamente”.

Aunque dijo haber recibido invitaciones para sumarse a otros partidos a lo largo de su carrera, reiteró que se ha mantenido fiel al PRI por convicción: “Sería una persona malagradecida si me hubiera ido. Tuve oportunidades, pero nunca las tomé”, aseguró.

Y aunque reconoció que actualmente no está activo en la militancia, lo definió con ironía: “Estoy en sueños, no participo, pero si hace unos años no abandoné el partido, ahora menos”.

Sobre el escenario electoral rumbo al 2027, el exgobernador advirtió que ningún proceso es igual a otro y que, en política, el presente no garantiza nada: “Lo que es válido hoy, ya no lo es mañana”, sentenció.

Con esta declaración, González Zarur al parecer no solo marcó distancia del partido guinda, sino que también desnudó las mutaciones ideológicas del sistema político tlaxcalteca.

El encuentro, aunque breve, deja una postal de convivencia forzada pero significativa. Para quienes conocen los antecedentes, la imagen de ambos en un mismo acto, sin confrontación, sella un momento político de alto simbolismo en Tlaxcala, donde los agravios del pasado parecen ahora archivados en nombre de la conveniencia, la institucionalidad… o el cálculo electoral.