Hay crímenes violentos con sello de ejecución que ponen en duda la narrativa de seguridad de todos los niveles de gobierno en Tlaxcala y que hace imposible no hacer preguntas.
¿Quién falla?
A veces quisiera no hablar del tema, y escribir que efectivamente nos sentimos bien en donde vivimos, pero los hechos violentos producen miedo en una sociedad que se siente desprotegida.
El discurso oficial del gobierno del Estado es que Tlaxcala es el estado más seguro del país, y puede ser que los números eso reflejen , pero la realidad es que hacen falta respuestas contundentes del aparato de justicia, sobre todo de la Procuraduría General de Justicia, y de los alcaldes negligentes con sus cuerpos policiacos, que quitan cuando se les hincha la gana.
La percepción de inseguridad se genera cuando aprecias escenas de hombres armados a plena luz del día, ciudadanos corriendo para evitar ser alcanzados por una bala, camionetas impactadas por ráfagas de balas por comandos armados, y hombres colgados de un puente por supuestos suicidios.
Es increíble que haya ayuntamientos desarmados por no cumplir con la licencia de armamento, y policías que tendrían que utilizar resorteras para enfrentar a delincuentes que se dan el lujo de portar armas poderosas que les permite en cuestión de segundos lanzar decenas de balas a sus víctimas, pero lo más curioso es que los alcaldes no sean reconvenidos, o al menos exhibidos por su negligencia para armar sus cuerpos policiacos.
¿Para qué carajos querían ser presidentes municipales, si son ineptos?
Conforme a información revelada por el Secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, en su momento, al menos 31 municipios de la entidad no cuentan con elementos certificados, lo que les impide brindar una adecuada atención ciudadanía, pero no dice nombres de los ediles negligentes.
Algo es cierto, la seguridad no le compete únicamente al gobierno estatal y federal.
¿Qué están haciendo los presidentes, los partidos y demás actores para atender este problema?
LAS HISTORIAS DE IMPUNIDAD.
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Ahora si, la última y nos vamos...La madeja en el COBAT. La Función Pública, detectó una presunta aviadora en el despacho y sigue cobrando.
El jefe de relaciones públicas del COBAT, no tiene título profesional y para estar en un subsistema de esta índole, se le solicita un documento que avale sus estudios, con el fin de no tener problemas en una auditoría.
El 30 de junio se culmina el contrato laboral de todos los trabajadores de confianza y existe una tensión enorme de manera interna. ¿Qué pasará?