El pasado viernes 24 de enero de 2024, elementos de la Dirección de Seguridad Pública y Vialidad Municipal de Zacatelco respondieron a un reporte ciudadano que alertaba sobre el intento de robo de una motocicleta en San Pedro Xalcantzingo.

De acuerdo con la información proporcionada, los oficiales a bordo de una unidad, se dirigieron al lugar señalado tras recibir el aviso del comandante en turno. El incidente fue reportado a través de una llamada al 911 que informó sobre la persecución del presunto ladrón por parte de ciudadanos.

El individuo fue alcanzado por un grupo de personas sobre Camino Real, a la altura de la avenida La Piedad, donde intentaron tomar justicia por su propia mano, sometiéndolo y propinándole golpes. Ante la tensa situación, los oficiales intervinieron para proteger la integridad física del presunto responsable, identificado como un hombre de aproximadamente 1.73 metros de altura, tez morena clara, cabello negro y largo, quien vestía una playera negra con estampados blancos y un pantalón de mezclilla azul.

Los policías detuvieron al sujeto a las 13:38 horas, asegurándolo en la patrulla y leyéndole sus derechos. Paralelamente, solicitaron apoyo para resguardar la motocicleta involucrada, la cual fue identificada por el propietario como de su pertenencia.

El propietario del vehículo, decidió no proceder legalmente contra el detenido tras recuperar su motocicleta, firmando un documento de deslinde de responsabilidades y otorgamiento de perdón.

Finalmente, el detenido fue trasladado a las instalaciones de la Dirección de Seguridad Pública y Vialidad Municipal de Zacatelco para el registro de pertenencias y posterior evaluación médica. El caso fue turnado al juez municipal, donde el hombre quedó detenido por alteración del orden público.

El hecho ha generado diversas reacciones, y a opinión de pobladores ilustra una problemática que va más allá del delito en sí: la combinación de un sistema de justicia laxo, la frustración ciudadana y la falta de estrategias efectivas para combatir la inseguridad. Aunque la intervención de las autoridades evitó un linchamiento y garantizó el debido proceso, la resolución del caso deja mucho que desear en términos de justicia y prevención.

Que el propietario de la motocicleta haya decidido otorgar el perdón al presunto delincuente, recuperando su vehículo pero sin proceder legalmente, evidencia una de las principales fallas del sistema: la falta de confianza en los procesos judiciales. Aunque esta decisión es legal, el mensaje que transmite es preocupante. Los delincuentes saben que, en muchos casos, el castigo se limita a una detención temporal o un simple regaño, lo que fomenta la reincidencia.

El perdón, en este contexto, no solo deja al delincuente en libertad, sino que también perpetúa un círculo de impunidad donde los actos delictivos quedan sin consecuencias reales. Esto desalienta a las víctimas a buscar justicia y normaliza la idea de que los delitos menores son aceptables o inevitables, pero sobre todo coinciden los habitantes, vuelve a mandar al delicuente a la calle a que siga cometiendo delitos.