Fabiola MÁRQUEZ/ No hay blindaje que valga cuando el pueblo habla con el corazón.  Al grito espontáneo de “¡Que se baje, que se baje, que se baje!”, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, descendió de su vehículo oficial y, sin protocolos de por medio, estrechó las manos, abrazó y sonrió a quienes desde temprano la esperaban con emoción en Tlaxcala, aquellos que han apoyado siempre a la Cuarta Transformación.

Ni el frío de la mañana, ni la espera desgastaron el ánimo. Miles de tlaxcaltecas y poblanos llegaron con carteles, celulares listos para la selfie, y hasta documentos que lograron entregar en mano a la presidenta.

El rostro de Sheinbaum se llenó de alegría al ver a niños, jóvenes y adultos mayores acercarse con respeto y esperanza.

Tras inaugurar la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, modelo nacional por su operación intermunicipal y su enfoque en la educación ambiental, la mandataria se dirigió a Tepetitla de Lardizábal, donde otros ciudadanos la esperaban para sumarse a la jornada de limpieza del río Atoyac-Zahuapan.

🌱 Ahí no solo hubo discursos: hubo acción. Claudia Sheinbaum plantó árboles a la orilla del afluente, acompañada de la gobernadora Lorena Cuéllar, el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, y autoridades federales. Palas, picos, bolsas y manos voluntarias fueron la mejor muestra de que la ciudadanía sí se involucra.

🤳 A cada paso, la escena se repetía: una selfie, un saludo, una petición, una sonrisa. Y en cada rostro, el reflejo de una jornada que no fue solo política, sino profundamente humana.

Porque hay gestos que no están en el protocolo… y bajarse del vehículo para saludar al pueblo, es uno de ellos, expresaron emocionados tlaxcaltecas.