El Bestiario… El tablero invisible de Lorena Cuéllar
Lorena Cuéllar quiere ser la gran estratega de un tablero donde todos creen jugar, pero pocos entienden las reglas. En su reciente discurso por la llegada de la Cuarta Transformación a Tlaxcala, la gobernadora pareció hablarle a todos y a nadie: un mensaje lleno de símbolos, pero vacío de certezas. Ni un nombre claro, solo guiños para los atentos y silencios para los impacientes.
En Tlaxcala, el poder no se entrega; se administra con bisturí político. Cuéllar lo sabe. Por eso ha preferido mantener la sucesión en una nebulosa controlada, donde cada quien se sienta en carrera y nadie se atreva a romper filas. Alfonso Sánchez García, Homero Meneses y Josefina Rodríguez son apenas las piezas visibles de un ajedrez que cambia de forma con cada discurso. A veces reina el humanismo sin apellido; otras, el turismo como bandera o la capital como espejo del poder.
La gobernadora juega a dividir para conservar el mando. Un día bendice al alcalde capitalino, al siguiente al secretario de Educación, y luego aparece sonriente junto a la funcionaria federal de Turismo.
Lo mismo le dice al titular del Fomtlax, Carlos Augusto Pérez Hernández; al delegado federal del Bienestar, Carlos Luna Vázquez; al secretario Agropecuario, Rafael de la Peña Bernal; y ahora ya se sumó el diputado local Vicente Morales Pérez.
Es su estilo: mover la pieza, observar la reacción y retirar la mano. Pero esa táctica empieza a mostrar desgaste. Dentro de Morena, la confusión se convierte en resentimiento, y los aliados se transforman en rivales.
El grupo del exgobernador Sánchez Anaya la percibe con doble cara frente a quienes la ayudaron en el momento más álgido, cuando tenía en contra a todos en su candidatura.
En diciembre de 2020, tras no ser seleccionada como candidata de Morena a la gubernatura de Tlaxcala, la empresaria y aspirante Dulce Silva criticó duramente la elección de Lorena Cuéllar. Silva calificó el proceso como opaco y acusó a Cuéllar de estar obsesionada con el poder.
Ana Lilia Rivera no se quedó atrás y argumentó que elegirla era como poner a Carlos Salinas de Gortari como candidato de Morena.
Fue el exgobernador Sánchez Anaya quien acudió a atemperar las aguas que amenazaban con desbordarse, y la morenista ganó las elecciones.
Al final, el anayismo se quedó con los principales municipios, pero en la actualidad el juego del lorenismo como que ya no les gusta.
Hay quienes la acusan de duplicidad; otros simplemente la dan por fuera de toda definición.
Del otro lado, la senadora Ana Lilia Rivera se mueve con sigilo como la única carta de oposición al lorenismo y se presenta como la opción más sólida del obradorismo tlaxcalteca. Lo mismo hace Oscar Flores, secretario de Finanzas del Edomex, y no hay que dejar fuera de la jugada al empresario Luis Vargas.
Y mientras en Palacio local todos especulan sobre el “dedazo” que aún no llega, el verdadero riesgo es otro: que la sucesión se le salga de control a quien llaman la número uno de Tlaxcala. Porque en política, los silencios prolongados se llenan de ruido, y las lealtades, cuando no se consolidan, se fugan.
Las preguntas son inevitables: ¿cuánto más podrá sostener Lorena Cuéllar este juego de espejos? ¿Tiene una carta real o solo baraja para entretener a los suyos? Si no define pronto, el tablero podría volteársele… y entonces la sucesión personal de Cuéllar podría convertirse en el principio de su propio final político
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LA CAMINERA…Ruidos de sucesión…
No lo diga en voz alta, pero trascendió que al despacho de la gobernadora llegó este martes el resultado de la primera encuesta sobre el posicionamiento real de cada aspirante al Poder Ejecutivo.
Será interesante conocer el nivel de percepción de cada una o uno.
Por cierto, ayer, en charla con una de las piezas clave del lorenismo, soltó algo sin rodeos: “Ana Lilia no será la candidata, y si lo fuera, no tendrá el apoyo del grupo”. ¿Será?
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…Loza…La evaluación de Lorena Cuéllar Cisneros en septiembre de 2025 refleja un deterioro severo en su nivel de aprobación ciudadana. Según Arias Consultores, apenas el 5.5% de los tlaxcaltecas aprueba su desempeño, mientras que el 63.5% lo desaprueba. La coloca en el último lugar nacional —posición 32— entre los gobernadores y jefes de gobierno del país. En comparación con agosto, perdió 4.1 puntos porcentuales.
El estudio también revela que Tlaxcala figura entre las entidades con menor credibilidad gubernamental: el 94.5% de los encuestados considera que la mandataria miente, uno de los porcentajes más altos del país.
Además, el 92% opina que debería revocársele el mandato, reflejando una pérdida casi total de confianza en su administración.
En materia económica y de empleo, solo el 5.4% considera que la situación en el estado es buena, mientras que el 88.8% la califica como mala.
La administración de Lorena Cuéllar enfrenta una crisis de legitimidad sin precedentes. La desconfianza ciudadana se extiende a todos los frentes: credibilidad, economía, obra pública, servicios de salud y manejo del agua.
El desgaste político es evidente y parece irreversible en la recta final de su mandato. Tlaxcala, que alguna vez fue presentada como ejemplo del “humanismo mexicano”, hoy figura entre los últimos lugares en satisfacción social y gobernanza. ¿Tendrá un golpe de timón?