En un contraste que evidencia las diferentes realidades del cuidado ambiental en el país, mientras en Tlaxcala se reconocen acciones ciudadanas ejemplares para la conservación de murciélagos, en el estado de Quintana Roo se reportó una matanza masiva de estos mamíferos en una cueva cercana a Tulum.
Un grupo de espeleobuzos encontró alrededor de 30 murciélagos muertos, aparentemente víctimas de un ataque humano intencionado, lo que generó alarma entre ambientalistas y especialistas, quienes urgieron a reforzar la conciencia social sobre la importancia ecológica de esta especie para el equilibrio natural.
En contraste, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) reconoció públicamente a una familia originaria del municipio de Nativitas, Tlaxcala, por su destacada labor en la protección y resguardo temporal de más de dos mil murciélagos que habían quedado vulnerables.
El gesto fue considerado un ejemplo de responsabilidad y compromiso ciudadano con la fauna silvestre del país.
Durante el acto protocolario participaron representantes del Instituto de Fauna Silvestre para el Estado de Tlaxcala y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Tlaxcala, quienes confirmaron que el resguardo se realizó bajo protocolos de cuidado y respeto hacia las especies.
Los ejemplares fueron identificados como Leptonycteris yerbabuenae, una especie nectarívora fundamental para la polinización de agaves y cactáceas, incluida en la categoría de Protección Especial según la NOM-059-SEMARNAT-2010.
Su presencia resulta vital para la reproducción de plantas que sostienen ecosistemas áridos y semidesérticos, además de ser esenciales para la producción de agave y, por tanto, de mezcal y tequila.
El caso de Tlaxcala se ha destacado como un ejemplo positivo de colaboración ciudadana con las instituciones ambientales, mientras que el hallazgo en Tulum reabre el debate sobre la violencia ambiental y la falta de conciencia sobre el papel que los murciélagos desempeñan en la naturaleza.
