Al pueblo de México:
En los últimos años la incongruencia política se ha convertido en un factor común de algunos gobiernos a nivel mundial, pero hablando más específicamente, la situación parece residir mayoritariamente en el continente americano con la nación más poderosa del planeta y con las economías líderes de América Latina.
En efecto, los mandatarios de Estados Unidos, Brasil y México tienen en común, un estilo de política con efectos disruptivos en el análisis lógico de cada uno de sus discursos, tomando en consideración el ámbito más general de su lectura.
En el lado estadounidense, Donald Trump tiene claro que la directriz de sus declaraciones y actuaciones es él mismo; no hay espacio para nada más que sus ideas, las cuales, han relegado a Estados Unidos al punto más bajo de su preponderancia en las relaciones con otras potencias.
La unión americana vive ensimismada y a la sombra de las repercusiones globales de la injerencia de otras potencias. En otras palabras, Estados Unidos no está dictando el ritmo de la agenda global y esto permite que países como China estén tomando cada vez más fuerza a costa de la paz mundial.
Pero ¿por qué irnos tan lejos si esta carta está dirigida al pueblo de México? Precisamente, intento demostrar que a nivel global pareciera ser que: actuar de forma incongruente y salirse con la suya, es lo que está de moda en algunos mandatarios.
Siguiendo con los ejemplos que he citado en la introducción de esta epístola, debemos advertir que el efecto Trump ha calado hondo en Brasil con Jair Bolsonaro, quien ha declarado abiertamente ser admirador del líder estadounidense y ha replicado algunos rasgos de este ultimo en su gestión al frente del país amazónico. Bajo este contexto, los principales temas de la agenda política brasileña actual, son el manejo de la crisis del coronavirus y la degradación de la selva brasileña, que en los últimos dos años ha sufrido una grave devastación, ¿coincidencia? No, Bolsonaro ha negado el daño a la reserva ecológica y al mismo tiempo ha fomentado la sobreexplotación y, por si esto fuera poco, también negó la peligrosidad del coronavirus e inició una campaña anticonfinamiento: Tome usted en cuenta que el presidente de Brasil se enfermó de Covid-19 y sin importar esto, siguió negando la tragedia… Brasil es el segundo país más afectado a nivel global por la pandemia.
Pues bien, esta incongruencia también la estamos viendo en México tanto con crisis del coronavirus como con el discurso central del gobierno federal.
El destierro de la corrupción se presentó como el punto de partida del sexenio que inició en diciembre de 2018, de hecho, la bandera anticorrupción que enarboló el presidente Obrador se constituyó como el mantra que está dispuesto a estabilizar cualquier error de gestión o cualquier ocurrencia ventilada a los medios de comunicación por parte de cualquier funcionario del gobierno federal.
En esta ocasión, esa bandera se ha convertido en una nueva demostración de incongruencia que permite vislumbrar que nadie es irreprochable cuando se habla de lucha de poder. Lamentablemente para la credibilidad ortodoxa del discurso de la autoproclamada cuarta transformación, la efigie de la probidad ha caído, sin embargo, para los actores políticos del partido en el poder y para muchos que siguen entusiasmados ciegamente en el cambio que MORENA representa, el episodio que muestra el video del hermano del presidente no es nada más que una cortina de humo de la derecha que despotrica en contra de la misión de la izquierda empoderada. En parte es cierto, pero no hay que olvidar que quien toma como directriz un perfil moralista, cualquier actitud fuera de ello, no es mas que una demostración de un engaño para sacar ventaja.
En el momento actual que vive México, la incongruencia se observa no solamente en la doble moral respecto a la corrupción, es fácil darse cuenta de que, por una parte, se dice una cosa y en otra, se dice algo diferente, ejemplo de ello es el terrible manejo de la pandemia en territorio nacional, lo cual es, como usted se ha dado cuenta, un aterrador factor común con el comportamiento del presidente estadounidense y brasileño.
Donald Trump es un conservador, Jair Bolsonaro se le identifica con la derecha brasileña y Andrés Manuel López se le considera líder de un movimiento de izquierda que parece revivir los fantasmas de lo que él mismo llama la derecha mexicana ¿acaso será que la incongruencia también está presente en el subconsciente político del presidente Obrador? Al menos Donald Trump y Bolsonaro son congruentes en su tendencia política.