Esta semana, Tlaxcala se llenó de reflectores con las audiencias para la Reforma Electoral. ¿Y eso qué es? Bueno, según el gobierno, es una consulta nacional para escuchar propuestas y armar una reforma que «ponga al pueblo en el centro». Suena bien, ¿no?

Sí, hasta que llega Juan Manuel Cambrón, líder del PRD en Tlaxcala, quien siempre actúa desde la oposición, pone el dedo en la llaga y marca la agenda, cambiando el discurso oficial.

Pero, vámonos por partes…

La sede, el Teatro Xicohténcatl, que estaba llena de funcionarios de todos los niveles, académicos, jóvenes, líderes de partidos… La idea era sencilla: hablar, proponer y que todo quedara registrado para abonar a la gran reforma que presentará el Ejecutivo federal en 2026.

Entre los ponentes estuvieron representantes de partidos, magistrados electorales y varias figuras que se expresaron con mucha diplomacia, muy correctos, como lo dictaba el protocolo.

Pero entonces tomó la palabra Juan Manuel Cambrón, líder del PRD en Tlaxcala, y les volteó la plana. Esto es lo que dijo el perredista, palabras más, palabras menos, así como nos gusta aquí: “sin maquillaje y sin retoques”.

«Esto parece la Santa Inquisición». Así de fuerte. Cambrón criticó que los ponentes estaban parados  como en un tribunal, y los inquisidores eran Ernestina Godoy y el titular de Segob, Luis Antonio Ramírez Hernández.

¿Y por qué el C5I está metido en esto? No se mordió la lengua al cuestionar que Max Hernández, titular del centro de vigilancia estatal, coordinara el evento. «Es como poner a la Dirección Federal de Seguridad a organizar la reforma del 77», remató con coherencia.

En pocas palabras, dijo que todo parecía un teatro, un montaje para legitimar una decisión que ya tomaron desde el poder. «Nos dan chance de quejarnos, pero al final harán lo que se les dé la gana», dijo, sin llegar a expresarlo literalmente, pero así  se entendió.

Cambrón dejó claro que no se van a quedar callados: “Una reforma política que emerge desde la presidencia, que emerge desde el poder para pretender regular las condiciones en que se transfiere el poder, pues no es ni reforma ni es legítima”, acotó.

Pero Cambrón no se fue sin proponer. También presentó sus ideas: más equidad en medios, que los partidos locales tengan voz en el INE, y financiamiento que garantice independencia en los estados.

En conclusión: ¿para qué sirvió esto?

Al final, lo de Tlaxcala dejó una pregunta en el aire: ¿estamos viendo un verdadero diálogo o solo una puesta en escena para que el gobierno diga que «consultó a todos»?

¿Será esto el inicio de un verdadero debate o simplemente el ritual para maquillar una decisión ya tomada?