Fabián Robles) Sin las formalidades y la importancia que ameritaba -evidencia clara del desdén hacia los eventuales beneficiarios-, el pasado viernes supimos en una entrevista banquetera, por voz del secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, que Leonel Tlalmis Robles fue designado como titular de la Oficina Local para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
De acuerdo con el decreto respectivo, correspondió al expanista hacer la designación del titular de esa área que está subordinada en todos los sentidos a la Segob. Y que conste: no es nada personal contra el excolega Tlalmis; al contrario, le deseo mucha suerte porque la encomienda que tiene es harto delicada y demanda experiencia, trabajo, sensibilidad, conocimientos y resultados.
Por si fuera poca cosa la sarta de barrabasadas incluidas en el documento de creación, sin desdoro alguno, al gobierno del estado le dio igual cometer un yerro más –el enésimo relacionado con este tema- y por eso el nombramiento se dio a conocer de la manera en que sucedió, como si no tuviera relevancia alguna.
Si un puñado de compañeros no hubiera entrevistado al secretario de Gobierno sobre el tema ¿acaso el nombramiento habría quedado en lo oscurito?
Todo apunta a que esa era –o es, mejor dicho- la intención, porque ni siquiera hubo comunicado oficial alguno para que la sociedad toda se enterara.
¿Qué habrá pasado por la mente de quien cobra por estar el frente de la Coordinación General de Información como para no dimensionar la importancia del hecho? ¿O acaso le dio flojera ordenar que alguno de sus subordinados pergeñara -aunque sea mal, como acostumbran- unas líneas al respecto?
Peor aún sería pensar que actuó así motu proprio para minimizar la llegada a esa encomienda tan delicada de quien hasta apenas hace unos días fue su subordinado en el área administrativa de la dependencia.
Inadmisible es que para esa funcionaria y para el propio gobierno del estado tuviera más relevancia la llegada de mil 200 toneladas –sí, leyó usted bien, mil 200- “de arena tratada para el montaje de tres canchas de competencia” que se utilizarán en el Tour Mundial de Voleibol de Playa Challenge Tlaxcala, México 2022, a celebrarse en marzo próximo en varios escenarios de la ciudad capital.
Y claro, como esa actividad es primordial y no podía ser opacada por nada del mundo, fue preferible mover en medios y redes sociales el boletín y cinco fotografías relativas a la llegada de esa arena –que según información de Canal 11 fue traída desde Coatzacoalcos, Veracruz-, en vez de difundir el nombramiento en un área responsable de atender a periodistas y defensores de derechos humanos.
¿Sí saben que por el desempeño de nuestra labor, nosotros y ellos, corremos el riesgo de ser agredidos, e incluso asesinados? Ah, pero eso es lo de menos. Acaso dirán: son periodistas, ya hay muchos y no importa que les pase algo o que los maten.
Seguro en Palacio de Gobierno y en las oficinas de la calle Juárez, casi frente al Teatro Xicohténcatl, pensarán que con aventarnos un mendrugo, asunto arreglado. Por eso del nombramiento, no difundieron ni una palabra.
El gobierno de Lorena Cuéllar pasó por alto que muchos colegas de nuevo cuño y defensores de derechos humanos no saben quién es Leonel ni cuál es su trayectoria, y también desconocen dónde encontrarlo porque hasta la fecha no tiene oficina en ninguna dependencia.
Ojalá pronto le encuentren un rinconcito en alguna parte y se les ocurra –así como tuvieron la ocurrencia de hacer (que no redactar) un decreto plagado de errores, omisiones y contradicciones- difundir dónde despachará el excolega Tlalmis, o por lo menos a qué número le podemos llamar en caso de requerir su apoyo.
Del desaseo con que elaboraron el decreto de marras, tampoco nada dijeron, aunque vergüenza debiera darles con tantos asesores.
Por lo pronto, en esta semana habrá que estar atentos a conocer el contenido de la propuesta que presentará –así lo prometió hace unos días- la diputada Laura Alejandra Ramírez Ortiz para crear una ley local de protección a periodistas y defensores de derechos humanos.
En lo personal, reconozco el interés de la legisladora del Partido Alianza Ciudadana (PAC), y espero que el resto de quienes integran la actual legislatura tengan el tacto político necesario para convocar a representantes de periodistas y defensores de derechos humanos para conocer sus propuestas, antes de aprobar iniciativa alguna.
Seguro estoy que, si los diputados se despojan de su soberbia y orgullo, más allá de filias o fobias, habrá muchas personas interesadas en hacer sus aportaciones para contar con una ley robusta y de avanzada, pero sobre todo que sirva. Periodistas y defensores de derechos humanos sabemos proponer cuando se nos escucha, y también sumamos y multiplicamos.
No se trata nada más de cumplir con lo mandatado desde hace casi una década cuando fue creado ese ordenamiento federal y que, por no cumplir, los últimos gobiernos priistas y los integrantes de las recientes legislaturas han incurrido en omisión. Que la historia los juzgue.