Una reputación intachable vale su peso en oro, aunque es volátil al igual que una pluma al viento, porque se tarda mucho en conseguir, pero se puede perder en un instante, y si recordamos al antiguo poeta griego Hesiodo con su frase. “Una mala reputación es una carga, ligera de levantar, pesada de llevar, difícil de descargar”.

El gobierno de Lorena Cuéllar en Tlaxcala dirá misa, pero en los hechos la administración que dirige es un soberano fracaso en la percepción de seguridad pública, y ya carga sobre sus hombros el asesinato de dos policías estatales.

Las lágrimas y el dolor de las familias de los elementos estatales que fueron privados de sus vidas, deben tener un responsable, pues no murieron enfrentando a delincuentes, sino abandonados por sus jefes o el propio secretario de Seguridad Ciudadana que no se atrevió a dar la orden de rescatar a sus compañeros.

Aunque puede resultar ocioso decirlo, pues ya están descansando, la muerte de ambos se pudo evitar si el estado hubiera aplicado todo el poder al momento para entrar por ellos, y no estar rindiendo homenajes póstumos o encabezando guardias de honor que de nada sirven, pues sus hijos, esposas, madres, padres, o amigos, quisieran tenerlos con ellos y disfrutarlos, no asistir a ceremonias inútiles.

No hay argumento válido. En la vida hay pretextos y resultados, y si no lo hay, es un soberano fracaso.

Muchas voces señalan y desde adentro del gobierno de Lorena Cuéllar le quieren vender de que el principal responsable de los lamentables hechos ocurridos en ese lugar, y la anarquía generada, es el gobierno municipal de Zacatelco, dirigido por un aliado de la coalición de la 4T.

Y puede ser, pero es evidente que el gobierno morenista también es copartícipe, pues la justificación de la inacción y las omisiones de todos no puede servir para escudarse, principalmente de quien dirige la Secretaría de Seguridad Ciudadana, luego que el marino se vio lento para rescatar a los suyos.

¿O cómo se explica? que para tratar de inhibir una marcha de mujeres y defender de pintas al Palacio de Gobierno usaron cientos de policías y hasta una tanqueta de agua, y para rescatar a los efectivos de una muchedumbre que amenazaba con matarlos, se quedaron impávidos, a pesar que los mismos reporteros les comentaron a los que estaban apostados en las inmediaciones que sus compañeros estaban en gran riesgo, sin embargo la orden que llegó por vía radio matra fue. «No entren, nadie entra».

Desconozco la versión que le cuentan a la gobernadora sobre los hechos, pero a 14 días no hay certeza de que los responsables hayan sido castigados, y a eso le sumamos que los asesinos del taxista quedaron libres, debido a que los presentaron por robo y no por homicidio, y pese a que hay una audiencia fijada para que sean vinculados por ese delito, no hay la certeza de que aun estén en el estado.

*****

LA CAMINERA...¿Crónica de un relevo anunciado? Parece inevitable, pero todo parece indicar que el Secretario de Seguridad Ciudadana es insostenible en su cargo, y que al interior de la administración ya se valora la pertinencia de removerlo de su cargo, ante el desgaste de la imagen del gobierno morenista en seguridad pública.

Al interior de la SSC es un hervidero por el descontento que hay por el asesinato artero de sus compañeros, y solo es cuestión de tiempo para que la olla express reviente.

No puedo poner en duda la trayectoria y el perfil por el cual la gobernadora, Lorena Cuéllar, decidió ponerlo al frente, pero en los hechos la crisis que les estalló con el tema de Zacatelco y el fracaso de la puesta en marcha del “Protocolo de Actuación Policial para Intentos de Linchamiento del Estado de Tlaxcala”, es un coctel muy explosivo.

En San Pedro Tlalcuapan, municipio de Chiautempan, donde quemaron a un presunto ladrón se fue a la cárcel un presidente de comunidad por omisión, y en Zacatelco parece que encerrar a un alcalde no bastará para calmar la sed de justicia.

Insisto, no puedo calificar de culpable al titular de la SSC por la muerte de sus dos policías, pues eso no me corresponde, pero si recordar que todos los servidores públicos tienen responsabilidad por comisión o por omisión en el ejercicio de su cargo; además, es necesario hablar de la rebelión que se gesta al interior por no saber responder en momentos de crisis, y ya será la mandataria la que decida correr el riesgo de mantenerlo a toda costa en el cargo, o dar nuevamente otro viraje y traer a quien si le ayude a la gobernabilidad en la dependencia estatal.

Solo falta que por ironías del destino quede el primer titular de la corporación, pero que fue desbancado por Valenzuela.

******

AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…Tunda…No se quien sea el encargado de la estrategia política y comunicativa de Lorena Cuéllar, pero ayer la tunda que le pusieron en redes sociales tras asistir a la ceremonia del último pase de lista a quien fuera el director de Investigación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), Antonio Hernández Portillo, muestra a una administración impávida y sin reacción.

En la muerte del primer policía ocurrida el día de la rebelión ciudadana en Zacatelco, no hubo ni siquiera una esquela o palabras de pésame de la mandataria local.

Días después, ocurrió la segunda muerte, ahora sí, Cuéllar mando una esquela, se aventó una guardia de honor y hasta escuchó las demandas de justicia de los familiares.

Cuando los estrategas pensaban que con esto quedaría controlada la crisis de percepción social, ¡vaya sorpresa!, pues en redes le dieron una tunda a la titular del Poder Ejecutivo Local con palabras que ni se imaginan.

Nadie metió siquiera la mano de sus operadores, quienes quedaron aturdidos por tantos madrazos.

Es evidente que varios del gabinete no hacen bien su trabajo, sobre todo en una oficina ubicada en la Plaza de la Constitución y Juárez.

Habrá que conocer si la gobernadora quiere apostar su reputación luchada por años y seguirla poniendo en manos de quienes la dilapidan con sus torpezas.