La transparencia, honestidad y sinceridad no son virtudes que posean Florentino Domínguez Ordoñez, ni Noé Rodríguez Roldán, pues con tal de satisfacer sus ambiciones personales estos políticos no tienen reparo en utilizar los recursos públicos de forma discrecional para publicitar su imagen.
De cara a las elecciones del 2021, y amparados por una autoridad electoral ciega -que no sanciona, ni les exige transparencia y equidad- realizan de forma constante actos anticipados de campaña y se promocionan fuera de los tiempos establecidos por la ley.
Ambos creen ser merecedores de la candidatura al gobierno del estado por el PRI, pero ninguno ha dado resultados en sus encargos. Sin mérito alguno estos entes ambiciosos y aviesos no buscan el bien común de su partido ni el de los tlaxcaltecas, su único afán es la supervivencia política; no poseen el valor para aceptar que en la próxima contienda electoral no tienen nada que ofrecer.
La SEP en Tlaxcala ha dejado de ser un espacio donde se generan las condiciones para asegurar el acceso de todos los ciudadanos a una formación de calidad, en la actualidad se ha convertido en el centro de operaciones y la casa de precampaña de Florentino Domínguez, en el cual se orquestan traiciones, campañas mediáticas mediocres y reuniones de todo tipo, utilizando elementos humanos, materiales y financieros.
Muestra de ello son las estructuras magisteriales utilizadas para ganar encuestas digitales en redes sociales.
Con Noé Rodríguez Roldán el PRI está perdido, no por algo los militantes señalan que es un dirigente improductivo pues en lugar de procurar que el Instituto Político mantenga una relación permanente con el pueblo, recoja sus demandas y aspiraciones para traducirlas en iniciativas y acciones políticas como lo marca su reglamento, su ambición se desborda sin importarle transgredir las normas, con tal de conseguir sus objetivos.
Estas conductas no deben quedar impunes, los órganos electorales tendrían que decretar las sanciones pertinentes tales como la inhabilitación para ejercer alguna candidatura.
Afortunadamente poco a poco en Tlaxcala los políticos con orientaciones deshonestas como los ya mencionados han dejado de ser electoralmente competitivos, y si la autoridad no tiene el valor para sancionarlos será la misma sociedad quien los imposibilite por actuar con deshonestidad.
A finales de este año es casi seguro que conoceremos los nombres de los aspirantes para suceder al gobernador Marco Mena. En Tlaxcala parecen dibujarse dos alternativas.
La realidad no se puede ocultar, México hoy sufre una crisis, el proyecto que impulsa el gobierno de Andrés Manuel López Obrador produce cada día mayor pesadumbre, tristeza y desánimo. La jornada electoral del 2021 será ideal para elegir a nuestros futuros gobernantes, pero también para protestar y castigar a aquellos que nos han mentido y arrastrado al precipicio.
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