Es con preocupación que observo la actitud del secretario de Gobierno en Tlaxcala, quien parece vivir en un mundo paralelo donde todo es «Pura Vida» como Clavillazo. Su desenfado y falta de sensibilidad ante la realidad del estado, donde la pobreza, la violencia y la corrupción son problemas acuciantes, son preocupantes.

Parece que el secretario, acostumbrado a las formas de hacer política en su natal Morelos, ignora que Tlaxcala tiene una historia y una cultura propias. Aquí, la gente espera de sus gobernantes una actitud de humildad, empatía y compromiso con el bienestar común. No se trata de «Pura Vida» ni de chistes fáciles, sino de enfrentar los retos con seriedad y responsabilidad.

La política no es un juego de apariencias ni un escenario para la improvisación. La gente de Tlaxcala merece un gobierno que escuche sus necesidades, que se preocupe por sus problemas y que trabaje con transparencia y honestidad.

El secretario de Gobierno debe entender que su papel no es el de un comediante, sino el de un servidor público. Su actitud sobrada y desencajada no solo genera desconfianza, sino que también refleja un desprecio por la realidad de Tlaxcala.

Es hora de que el secretario de Gobierno se ponga los pantalones largos y deje de vivir en la «Pura Vida» de Clavillazo. La gente de Tlaxcala necesita un gobierno que se tome en serio sus responsabilidades y que trabaje por un futuro mejor.

Hoy escribe: Jeserh MEJIA.