A tres años de asumir el gobierno de Tlaxcala, Lorena Cuéllar se enfrenta a una encrucijada crítica. Si bien se reconocen ciertos avances en infraestructura, servicios básicos y bienestar social, los efectos de las crisis políticas y administrativas han minado la percepción pública de su gestión. En su tercer informe, la gobernadora resaltó logros en áreas clave como seguridad, salud y desarrollo social, pero los claroscuros de su administración siguen marcando el tono de su liderazgo.

En seguridad, el gobierno de Cuéllar ha vendido su éxito al afirmar que Tlaxcala es el estado con la menor incidencia delictiva del país. No obstante, este logro se ve empañado por hechos que cuestionan la capacidad de su administración para garantizar el orden. La crisis interna en la Secretaría de Seguridad, con más de seis titulares en tres años y la falta de respuesta ante casos de abuso y corrupción, ha generado desconfianza. Además, aunque la administración ha logrado reducir la incidencia delictiva en un 21% desde 2021, la sensación de inseguridad persiste entre los ciudadanos, especialmente cuando los delitos ocurren a plena luz del día.

Un ejemplo claro de esto fueron los recientes actos de violencia, cuando comandos entraron a restaurantes, asaltaron y golpearon a comensales, huyendo sin consecuencias, lo que cuestionó el costo y la efectividad del sistema C5i. Estos hechos han dejado al descubierto las falencias en el aparato de seguridad, mientras los responsables siguen impunes.

El trabajo de su equipo de seguridad, que ha logrado importantes avances en equipamiento tecnológico, podría haber sido un punto fuerte si hubiera sido acompañado de una narrativa efectiva que mostrara cómo estos logros impactan positivamente en la vida cotidiana de los ciudadanos. Ahora, hasta en tono de burla dicen que el C5i debería cambiar su «i» a la I mayúscula, pues ha sido rebasada.

Por otro lado, el discurso de que Tlaxcala está libre de delincuencia organizada se vino abajo cuando miembros de células criminales fueron capturados por el gobierno federal, demostrando que la realidad está lejos de lo que se había asegurado públicamente.

A estos problemas se suman escándalos internos como la denuncia de acoso sexual y desaparición forzada contra Alfredo Álvarez Valenzuela, ex secretario de Seguridad Ciudadana, así como la falta de claridad sobre su reemplazo, lo que representó un golpe significativo a la imagen del gobierno. La gobernadora ha tenido dificultades para gestionar esta crisis y ofrecer respuestas inmediatas.

Los escándalos de corrupción y nepotismo, como el contrato millonario en la Secretaría de Movilidad y la opacidad en la destitución de funcionarios clave, también han empañado la imagen de Cuéllar. En este contexto, la promesa de un «antes y un después» que la gobernadora hizo al asumir el poder parece haber quedado diluida entre las sombras de una administración que aún no ha logrado consolidar una comunicación eficaz sobre sus logros.

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LA CAMINERA…¿Qué sigue?Lorena Cuéllar dijo en su informe, por  cierto en un formato largo y tedioso que provocó interminables bostezos, que el bienestar social es el corazón de su gobierno”  al mejorar la calidad de vida de miles de tlaxcaltecas. Sin embargo, ha tenido dificultades para presentar estos avances de manera coherente y persuasiva. Mientras los escándalos administrativos siguen acaparando los titulares. La falta de una estrategia de comunicación sólida ha generado una desconexión entre los logros en el terreno y la percepción pública de la gobernadora.

El mayor desafío de Cuéllar es ahora restaurar la confianza ciudadana que ha sido erosionada por los escándalos y la falta de respuestas claras.

A medida que el año electoral se acerca, Lorena Cuéllar se enfrenta a una decisión crucial: ¿mantendrá el mismo equipo o realizará los ajustes necesarios para fortalecer su administración? La falta de control ante las crisis y los escándalos de corrupción podrían seguir socavando su reputación si no se toman medidas decididas. Como ella misma lo dijo al principio de su mandato, «habrá un antes y un después de la llegada de Lorena Cuéllar». Este «después» dependerá de su capacidad para superar los obstáculos y transformar las crisis en oportunidades para consolidar un legado de verdadero cambio en Tlaxcala.

Los desafíos de gobernabilidad y la falta de confianza de la ciudadanía ponen en riesgo la reputación de su administración. En este complejo escenario, la gobernadora deberá demostrar si puede convertir los retos en una oportunidad para consolidar su legado o si, por el contrario, su gobierno será recordado más por los escándalos que por los avances.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…¡Bofetada! Mientras la gobernadora presumía que el turismo  se convirtió en la segunda fuente de ingresos de la entidad, debido a la promoción, realización de eventos de talla nacional e internacional y ejecución de diversas acciones, se difundía que Tlaxcala está bajo alerta de viaje de EE. UU.

Tlaxcala, aunque no se encuentra en alerta roja, es uno de los estados de México donde el Departamento de Estado de Estados Unidos recomienda extremar precauciones debido a la creciente inseguridad, que incluye delitos como secuestros y actividades criminales.

Las recomendaciones incluyen evitar viajar de noche y, en lo posible, utilizar carreteras de peaje. Este tipo de alertas refuerza el sentimiento de desconfianza en la seguridad pública, especialmente en estados como Tlaxcala, donde recientes detenciones relacionadas con el crimen organizado evidencian la gravedad del problema.