GÉNERO Y PODER
Hablar de igualdad es hablar de justicia. Es pensar en un mundo donde todas las personas tengan las mismas oportunidades de desarrollarse, sin importar su género. Pero decir que somos iguales porque la ley lo afirma es apenas el inicio; el verdadero reto es lograr que esa igualdad se viva en los hechos. A eso le llamamos igualdad sustantiva, y es un concepto que hoy más que nunca necesita ocupar un lugar central en la conversación pública.
La igualdad sustantiva no es un tema exclusivo de mujeres, aunque somos nosotras quienes históricamente hemos enfrentado las mayores desigualdades. Se trata de construir una sociedad donde nadie quede atrás por el simple hecho de haber nacido mujer, por ser niña, por pertenecer a una comunidad indígena, o por vivir con una discapacidad. Es entender que para que exista verdadera equidad, no basta con reconocer derechos en el papel; es necesario derribar las barreras que impiden su ejercicio.
Vivimos en un país donde la ley garantiza la igualdad entre mujeres y hombres, donde la paridad es un mandato constitucional y donde la violencia de género está reconocida como un grave problema social. Y, aun así, las brechas persisten. Las mujeres seguimos ganando menos por el mismo trabajo, seguimos asumiendo la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados sin remuneración, seguimos enfrentando obstáculos para acceder a puestos de toma de decisiones y, lamentablemente, seguimos siendo víctimas de violencia en muchos espacios.
¿Por qué es importante la igualdad sustantiva?
Porque sin ella, no hay democracia plena. Porque sin mujeres con voz, con oportunidades y con derechos efectivos, no hay justicia social. Porque un país que deja atrás a la mitad de su población no puede aspirar a un desarrollo sostenible.
La igualdad sustantiva exige acciones concretas: políticas públicas que entiendan y atiendan las diferentes necesidades de mujeres y hombres, presupuestos que garanticen recursos para programas de igualdad, leyes que no solo existan, sino que se apliquen. Exige voluntad política, pero también compromiso social.
No hablamos de una moda…
No es un tema de ideología ni de moda. Es una cuestión de derechos humanos. Y es, sobre todo, la base para una sociedad más justa, más incluyente y más pacífica.
La igualdad sustantiva es un horizonte hacia el cual debemos caminar todas y todos. No porque las mujeres necesiten que alguien les regale un lugar, sino porque se lo han ganado, porque les corresponde y porque la justicia no admite excepciones.
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