La elección del 1 de junio para elegir a los nuevos miembros del Poder Judicial no solo se avecina como una de las más complejas para el órgano electoral, sino también como unas de las que tendrá unas de las convocatorias más bajas de la historia.

El esfuerzo de las últimas semanas por difundir y tapizar ciudades con lonas para dar a conocer la fecha de la elección y llamar al voto es notable, sin embargo, expertos y analistas coinciden en que el costo será muy alto y, al final, los resultados magros.

Pero ¿qué hay de las y los candidatos? Especialmente de los tlaxcaltecas que contienden a tan importante puesto.

Hasta el momento el único que ha puesto el desorden ha sido el candidato al Tribunal de Disciplina Judicial, Emanuel Montiel Flores, que sin mucha ayuda se ha puesto a recorrer el país a cómo puede, con los tres pesos que el Instituto Nacional Electoral les ha designado de presupuesto ya visitó Puebla, Morelos, Hidalgo, Estado de México y otros que informa a través de sus redes sociales.

Y decir desorden es literal pues no se ve a otro perfil de Tlaxcala haciendo por lo menos una simple publicación de vez en cuando.

Hay más animo en una elección a reina de la primavera que en este deseo de ser un ungido y bien pagado miembro del Poder Judicial. ¿Será que la apatía por la elección no es exclusiva de las ciudadanas y ciudadanos que no ven este proceso más que como un evento aislado que sucederá en una dimensión alterna a su día a día?

Por lo pronto, los tlaxcaltecas de cara a la elección nos acercamos con más dudas que certezas y con menos ánimos que elecciones hechas.

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TODOS A BORDO…La respuesta tardía… ¿por qué tardar tanto? La muerte de Narciso N. no solo duele: indigna. Cuando el tiempo es vida, la omisión también mata. Durante 15 días su familia denunció que pidió ayuda, pero el sistema de salud enmudeció entre excusas y máquinas descompuestas. Ahora, desde el escritorio oficial, se asegura que “sí hubo atención”, y que la falla fue del paciente. Lo verdaderamente urgente no debería depender de comunicados defensivos, ni de silencios cómplices, sino de soluciones reales. ¿Por qué tardar tanto?