Tlaxcala vive esta semana entre números, cifras y hechos violentos que se contrastan entre sí.
Pese al intento de la “Nueva Historia” —antes de que cambien de slogan para el informe de los cuatro años— de mantener el discurso del estado más seguro, o entre los tres más seguros del país, la realidad insiste en dar un severo golpe en el rostro.
Y cómo sostener esa narrativa cuando en El Carmen Tequexquitla, la violencia golpeó nuevamente al oriente del estado la tarde de este martes 23 de septiembre, luego de que un enfrentamiento armado entre presuntos integrantes de dos grupos delictivos dejara como saldo a dos jóvenes muertos y un herido de gravedad.
Vecinos refirieron que las ráfagas de armas de fuego se prolongaron durante varios minutos, provocando pánico entre la población y una fuerte movilización de corporaciones de seguridad de los tres niveles de gobierno, ya que existe el mando coordinado ante la incapacidad de la autoridad municipal para frenar los delitos.
A esto súmele que la seguridad bancaria volvió a quedar en evidencia ese mismo martes, cuando un joven fue despojado de 152 mil pesos en efectivo al interior de la sucursal Santander, ubicada sobre la calle 16 de Septiembre, a escasos metros de “La Maquinita”, en el municipio de Apizaco.
Cabe destacar que este atraco se registró pocas horas después del violento robo a un militar en la notaría pública número 3 de la misma ciudad, quien había retirado 450 mil pesos del banco BBVA en el centro de Apizaco, lo que refuerza la percepción de vulnerabilidad en la zona bancaria de los municipios.
Todo esto mientras el gobierno de Lorena Cuéllar y la presidenta municipal, quien se reeligió en el cargo, permanecen sumidos en la alta percepción de inseguridad.
LOS DATOS OFICIALES.
Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública revelan que Tlaxcala aparece en el lugar 31 en agosto y en el 32 acumulado enero–agosto 2025 en delitos por cada 100 mil habitantes, lo que la coloca como una de las entidades con menor incidencia registrada.
En el reporte elaborado por el Centro Nacional de Información del SESNSP, con corte al 31 de agosto de 2025, los delitos que han disminuido en Tlaxcala son: robo total: cayó un 37.5% en los primeros ocho meses de 2025 respecto al mismo periodo de 2024 (de 1,772 a 1,107 casos); robo de vehículo: bajó un 44.2% (de 788 a 439); robo a casa habitación: se redujo un 22.7% (de 224 a 173); En general, la incidencia delictiva total descendió un 21.9%.
Sin embargo, no todo es alentador. Los delitos que preocupan son: extorsión: pasó de 1 a 10 casos, un aumento del 900%; violencia familiar: se disparó un 131%, al pasar de 16 a 37 casos; Narcomenudeo: aumentó un 33%, de 60 a 80 casos; Homicidios dolosos: crecieron 15% (de 104 a 120) y las víctimas subieron 18% en el periodo septiembre 2024–agosto 2025.
Con esto las autoridades de Tlaxcala pueden presumir de ser uno de los estados con menos delitos en cifras generales, pero las tendencias en delitos sensibles como extorsión, violencia familiar y homicidios muestran un deterioro que no puede minimizarse. La baja en robos es positiva, pero el incremento en crímenes de alto impacto refleja una inseguridad más focalizada y violenta, que golpea directamente a las familias.
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LA CAMINERA… Tlaxcala entre la cifra negra y la cifra oculta…Cuando hablamos de seguridad en Tlaxcala, los números parecen un rompecabezas que a veces no se entienden. La ENVIPE 2025 del INEGI coloca al estado en una realidad incómoda: 36.9% de los hogares fueron víctimas de al menos un delito en 2024, lo que equivale a más de 146 mil familias alcanzadas por la delincuencia.
Lo primero que hay que decir con claridad es que la ENVIPE no mide denuncias, mide percepción y experiencias de victimización tanto en zonas urbanas como rurales. Es un ejercicio estadístico, basado en encuestas, que revela lo que la gente vivió aunque nunca haya pisado una agencia del Ministerio Público. Por eso recoge algo que los reportes oficiales nunca podrán dar: la cifra negra, es decir, esos delitos que jamás se denuncian.
En contraste, los números del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública son otra cosa: ahí se contabilizan carpetas de investigación, denuncias presentadas y crímenes confirmados. Esa estadística no es estimación, pero sí carga con su propio sesgo: la cifra oculta, lo que no se denuncia y por lo tanto nunca se registra.
¿Dónde queda Tlaxcala en todo esto? Entre dos realidades que se tocan y se contradicen. Por un lado, el gobierno presume un descenso de robos en carpetas oficiales; por otro, la ENVIPE revela que 91.9% de los delitos en la entidad nunca se investigan ni se denuncian. En otras palabras: podemos tener menos denuncias en papel, pero eso no significa que haya menos víctimas en la vida real.
Y aquí está el verdadero drama: la estadística oficial mide expedientes; la ENVIPE mide vidas golpeadas. Tlaxcala puede aparecer en los últimos lugares de incidencia delictiva en los reportes federales, pero eso no borra que tres de cada cuatro tlaxcaltecas vean la inseguridad como el principal problema, que la extorsión se dispare o que las familias cambien su vida cotidiana por miedo.
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS… La otra cara: la agenda digital y los votos de la duda…Ahí donde el gobierno no se mete a operar. En la conversación digital la inseguridad sigue encabezando el tema.
Esta semana la violencia y la inseguridad se llevaron la atención. Más del 32% de las menciones giraron en torno a ello, con un saldo brutal: 90% de reacciones negativas, más de 99 mil “tristezas” y casi 30 mil enojos.
En el plano político, la gobernadora presumió la Ciudad del Adulto Mayor, pero las reacciones se quedaron tibias: apenas un 4% de saldo positivo. En traducción libre significa que a la gente no le convence la propaganda cuando las calles siguen inseguras. Especialistas señalan además que la comunicación de la gobernadora sigue siendo un fracaso total, pues no logran colocar sus temas en la agenda mediática.
Diputadas le ponen el cascabel al Marrufo…
En el Congreso, tres voces marcaron la diferencia. Miriam Martínez (PAN), Blanca Águila (independiente) y del PRD, Laura Flores, coincidieron en lo esencial: Tlaxcala no puede esperar más en materia de seguridad. Tras la aprobación de las reformas y adiciones a la Ley de Seguridad Pública local, el gabinete de seguridad ya no tendrá pretextos para no dar resultados a la población que aún percibe a la inseguridad como el principal problema de la entidad.
Martínez fue directa: ya no hay pretextos para el secretario Alberto Perea Marrufo, porque ahora tiene ley, presupuesto y respaldo; lo que faltan son resultados. Y recordó que la seguridad no se defiende con discursos, sino con acciones concretas, como las cámaras y alarmas que ella misma ha impulsado desde lo local.
Águila, por su parte, puso sobre la mesa los datos de la ENVIPE : delitos al alza, percepción de inseguridad en crecimiento y apenas 11% de denuncias. Exigió una reconfiguración profunda del gabinete y más policías por habitante con estándares internacionales, aunque su propuesta fue rechazada.
Lozano advirtió que si no existen los recursos, ni la voluntad política, la ley será letra muerta y la población tlaxcalteca seguirá sufriendo las consecuencias”.
