El problema del alcoholismo nos pega a todos y es un mal social que debe ser atendido en todos los niveles, pero quienes primero deben hacer algo para que este no crezca ni afecte a nuestros jóvenes, son los padres de familia y las autoridades municipales. Se deben atender los orígenes y las raíces del problema.

Basta ver lo que pasa en las inmediaciones de la Universidad Politécnica de Tlaxcala, donde los jóvenes salen de las aulas para encontrar en su camino a casa con bares y restaurantes que venden cervezas preparadas y bebidas con alcohol, el excesivo consumo, así como los actos vandálicos y agresivos contra sus propios compañeros o transeúntes con los que se «topan» se está volviendo algo común en la zona, con la complacencia de las familias y las autoridades.

Como podemos imaginar, existen factores de riesgo para toda la población que vive o transita por la zona, por lo que el temor ya se ha generalizado.

Valdría la pena conocer cuáles son los requisitos y los criterios para la emisión de licencias de funcionamiento expedidas por los ayuntamientos, en este caso los de Zacatelco y Tepeyanco, y si no existe alguna restricción normativa para su instalación y operación en las zonas aledañas a las instituciones educativas.

Las policías municipales ni siquiera hacen rondines, incluso, no se toman la molestia de vigilar las posibles faltas administrativas que cometen en las calles los jóvenes con exceso de alcohol en la sangre.

Ya sería mucho pedir que intervengan cuando las discusiones suben de nivel, hasta llegar a los golpes. La ausencia de la autoridad municipal es el común denominador cuando se trata de combatir actos vandálicos, siempre llegan tarde, o no llegan.

Póngase las pilas señores presidentes municipales, pues no por engrosar sus bolsillos de dinero, permitan que sean pueblos sin ley dominado por jóvenes envalentonados por el alcohol, que en su mayoría es pirata, dicen. 

¿Esperan que haya hechos irreparables para poner un alto?

Acá sería oportuno que el gobierno del Estado tome cartas en el asunto y frene la voracidad de los ayuntamientos.

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La caminera… Mucho se ha cuestionado la labor que están haciendo las madres y los padres de familia en el proceso formativo de las nuevas generaciones. Resulta evidente que hay un vacío afectivo, somos los adultos los que les estamos fallando a las nuevas generaciones.

Lamentablemente, intentamos sustituir con bienes materiales y exceso de libertades la falta de tiempo, cuidado y atención; nos hemos vuelto permisivos en exceso y omitido nuestra obligación de estar al pendiente del sano desarrollo, las actividades escolares y extracurriculares de nuestros hijos; preferimos ignorar o aparentar que no nos damos cuenta cuando llegan en estado alcohólico o bajo el influjo de estupefacientes, como si con ello el problema se solucionara o desapareciera.

El problema mayor es que estos jóvenes están a unos pasos de convertirse en adultos, profesionistas y padres de familia, ¿Ese será nuestro legado?

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Ahora sí, la última y nos vamos… ¿Exportan vándalos o profesionistas?

Hoy, los últimos eventos han focalizado a la UPT, pero el alcoholismo se da en en la mayoría de  las instituciones.

La otra, las autoridades educativas, en este caso de la UPT si bien han señalado que los desmanes se cometen fuera de la institución, también es cierto que les falta energía para sancionar a los vándalos que tienen como estudiantes, pues ver a alumnos y alumnas en peleas callejeras es denigrante, eso debería bastar para expulsarlos, pues al final el prestigio de la institución es el que queda manchado, actualmente su formación profesional con valores está siendo muy cuestionada.

Hechos aberrantes como ver a un alumno pateando la cabeza de uno de sus compañeros, y con ello poder provocarle la muerte, debería encender todos los focos de alerta, pero parece no importarles.

De seguir así, después la fama de broncos y borrachos les pesará a los futuros profesionistas cuando vayan a pedir trabajo, y digan que van de esa universidad, y será cuando paguen justos por pecadores. Al tiempo. 

Se dice que padres de familias enviarán al despacho de la gobernadora un oficio con firmas, para que intervenga y ponga solución a esa problemática social.

Esos padres de familia desconocen  cuando las autoridades estatales han cerrado los antros, los estudiantes se organizan y desde una casa arman sus fiestas.

¿Entonces quien falla?