En la narrativa oficial, Tlaxcala brilla como un bastión de seguridad en México.
Durante los últimos 24 meses, según el boletín difundido este martes por la Coordinación de Comunicación, el estado ha sido reconocido como la entidad con la menor incidencia delictiva del país, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Esta estadística no es menor; refleja un trabajo coordinado y aparentemente exitoso por parte del gobierno estatal, encabezado por la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, para mantener la paz y el orden en un país donde la inseguridad es una de las principales preocupaciones.
Con solo 274 presuntos delitos registrados en julio, Tlaxcala se ubica por debajo de otros estados que también son conocidos por su relativa calma, como Yucatán y Campeche. Este logro es atribuido a las estrategias de seguridad implementadas bajo la conducción de la Mesa para la Construcción de Paz y Seguridad, que han llevado a la creación de infraestructura como el C5i, la Ciudad de la Seguridad, y al fortalecimiento de la Policía de Género. En papel, todo parece indicar que Tlaxcala es un modelo a seguir en términos de manejo de la seguridad pública.
Pero la realidad tiene muchas aristas. Mientras el estado se jacta de su baja incidencia delictiva, en un rincón de San Pablo del Monte, fueron encontrados los cuerpos de tres personas que brutalmente asesinadas, uno de ellos decapitado. Este macabro hallazgo no es un hecho aislado; forma parte de una racha violenta que ha dejado 14 homicidios dolosos en Tlaxcala en lo que va de agosto, convirtiendo este mes en uno de los más sangrientos en la historia reciente del estado.
A esta preocupante serie de homicidios se suma otro hecho alarmante: el robo con violencia de 100 mil pesos a una mujer a las afueras de una notaría en Apizaco. La víctima acababa de vender un terreno cuando fue interceptada por cuatro sujetos en motocicletas negras, quienes la despojaron del dinero a plena luz del día, en una de las zonas más transitadas del municipio. Este tipo de crímenes pone en entredicho la narrativa de seguridad que ha sido destacada por las autoridades.
Este contraste pone en cuestión la narrativa oficial. ¿Cómo es posible que el estado más seguro de México, según las cifras, registre una ola de violencia tan brutal? La respuesta no es sencilla y nos invita a reflexionar sobre la complejidad de la seguridad en el país. Las estadísticas pueden contar una parte de la historia, pero no la capturan por completo.
Es cierto que en el discurso se vende que el trabajo en infraestructura y tecnología para la seguridad ha avanzado notablemente en Tlaxcala, y que estas medidas probablemente han contribuido a la baja en algunos tipos de delitos. Sin embargo, los homicidios recientes y el robo violento en Apizaco son recordatorios brutales de que la violencia puede surgir en cualquier momento y lugar, y que la seguridad no es un estado estático, sino un proceso continuo y desafiante.
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LA CAMINERA...¿Ha fracasado el marine? Tras seis titulares en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala (SSCT), llegó con bombos y platillos, el capitán de Navío de la Marina, Alberto Martín Perea Marrufo, el nuevo responsable de la dependencia, en sustitución de un excolaborador del exsecretario de Seguridad federal Genaro García Luna, detenido en Estados Unidos por narcotráfico.
Todo parecía que iría bien y que el talón de Aquiles de la 4t sería parte del pasado.
Empero, la situación violenta de este mes de agosto, no solo ha generado temor entre los habitantes, sino también indignación y cuestionamientos hacia las autoridades. Las voces que piden la remoción del secretario de Seguridad Ciudadana comienzan a alzarse, señalando que, aunque las cifras globales pueden mostrar una disminución en ciertos delitos, la violencia extrema no ha sido controlada.
La demanda de cambios en la estrategia de seguridad y, posiblemente, en su liderazgo, refleja la frustración de una sociedad que exige no solo números positivos, sino una seguridad real y palpable.
Los hechos recientes de violencia extrema evidencian que aún hay áreas críticas que requieren atención urgente. La seguridad es multifacética, y si bien las estadísticas globales pueden mejorar, los episodios violentos recientes nos recuerdan que la lucha por la paz es constante y que aún queda mucho por hacer.
Tlaxcala se encuentra en una encrucijada: por un lado, es un ejemplo pregonan avances significativos en seguridad con estrategias, por otro, sigue enfrentando desafíos graves que no pueden ser ignorados. La clave estará en reconocer estos contrastes y trabajar para que la narrativa de un estado seguro no solo sea una estadística, sino una realidad tangible para todos los tlaxcaltecas. Y si para lograrlo es necesario un cambio en el liderazgo de la seguridad estatal, esa decisión deberá ser considerada con seriedad y responsabilidad.
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMAY NOS VAMOS…Huamantla en la Encrucijada: ¿Quién Gana y Quién Pierde en la Decisión del TEPJF? Tlaxcala se encuentra al borde de un momento político decisivo, y no es exagerado decir que las próximas horas podrían cambiar el rumbo de la política local. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) está a punto de tomar una decisión que podría revertir la anulación de la elección municipal en Huamantla, otorgando nuevamente el triunfo a Salvador Santos Cedillo. Esta resolución, que podría ser este 22 de agosto, tiene el potencial de no solo reconfigurar el poder local, sino también de provocar tensiones significativas entre las fuerzas políticas en Tlaxcala, especialmente entre el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Morena.
¿Quién Gana?
Si el TEPJF valida el triunfo de Salvador Santos Cedillo, el gran ganador sería, sin duda, el propio Santos Cedillo y el grupo político que lo respalda. Después de la anulación de su victoria por parte del Tribunal Electoral de Tlaxcala (TET), un fallo favorable del tribunal federal no solo le permitiría retomar su mandato, sino que lo fortalecería políticamente al haber superado un obstáculo jurídico importante.
¿Quién Pierde?
El principal perdedor en este escenario sería el Tribunal Electoral de Tlaxcala, cuya credibilidad ya ha sido cuestionada en varias ocasiones. Una vez más, una de sus decisiones estaría siendo revertida por el tribunal federal, lo que evidenciaría las posibles deficiencias en su capacidad para manejar casos complejos con el rigor necesario e, incluso, pondrían en tela de juicio la
Imparcialidad de su actuar. Esto no solo dañaría su reputación, sino que también podría generar un clima de desconfianza en las instituciones electorales locales.
El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) podría verse afectado si la decisión genera tensiones con Morena, su aliado natural a nivel federal. Si bien el PVEM tiene una relación cercana con Morena, este tipo de desacuerdos en la arena local podrían desencadenar fricciones, especialmente si el PVEM considera que sus intereses no están siendo suficientemente defendidos en Tlaxcala.