Ángelo Gutiérrez, quien ahora controla el PAN, logró imponer su mandato tras una elección marcada por la violencia y los enfrentamientos. Hoy, su discurso de “ciudadanizar” al partido parece más una estrategia para legitimar su cargo que una verdadera intención de transformar al PAN. La ciudadanía se mantiene escéptica, observando cómo los sombrerazos son sustituidos por promesas de cambio en los medios, promesas que rara vez se cumplen.
En Movimiento Ciudadano, el dedazo fue evidente con la elección de Danae Figueroa, una figura sin peso político propio, que responde a las directrices del siempre influyente Delfino Suárez y su familia. La dirigencia de MC parece ser una empresa familiar, y con el tiempo veremos si Figueroa logra superar su rol como “líder simbólica” o se limita a seguir el guion de sus mentores.
Por su parte, Morena enfrenta una disputa interna entre el grupo de la gobernadora Lorena Cuéllar y el de los senadores. Ambos buscan controlar el partido rumbo a 2027, aunque la realidad es que, al final, la última palabra sobre la dirigencia vendrá desde la Presidencia. Lo que debería ser una renovación se convierte en un campo de batalla que, lejos de fortalecer al partido, acentúa sus fracturas.
El PRI no se queda atrás en este juego de simulación. Con Beatriz Paredes y “Alito” a la cabeza de las decisiones, todo apunta a que Enrique Padilla, un veterano de la política local, tomará las riendas. A pesar de su habilidad para moverse en la “tenebra” política, el PRI enfrenta un reto monumental: la sombra de su propia decadencia y la falta de conexión con los votantes jóvenes. La ex diputada de MC, Sandra Aguilar, podría tener un rol interesante en esta nueva configuración, pero su impacto sigue siendo incierto.
La sucesión en Tlaxcala se convierte así en una danza de intereses, donde los líderes partidistas juegan a proteger sus posiciones y mantener el control. Las dirigencias son piezas en un tablero que se mueven al ritmo de las élites políticas, mientras la ciudadanía observa desde la barrera, cuestionando si estos cambios traerán realmente una transformación o si son simplemente una prolongación de las viejas prácticas de poder.
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…¿Presidenta o Gestora?. Vaya que complicado debe resultar ser dirigente de un partido o gestora de recursos.
Y si no, habrá que preguntarle a la flamante presidenta de Movimiento Ciudadano en Tlaxcala, pues resulta que la ex candidata a diputada federal al parecer tiene una empresa que se dedica según a bajar recursos financieros para los ayuntamientos. Si bien, nadie le puede juzgar por buscar ingresos, si tener de clientes a los mismos ediles de su partido.
Bueno, la empresaria y un gestor se presentaron ante las autoridades del municipio de Hueyotlipan, por cierto gobernado por MC, a quienes le ofrecieron bajar 50 millones de pesos para obras ante el Congreso de la Unión.
Ante los aturdidos funcionarios municipales, el gestor hizo una llamada y palabras más, palabras menos esto dijo.
«Me acaban de autorizar 50 millones de pesos, ustedes dicen si lo agarramos o los dejamos ir», expresó.
Lógico, ante la gran oferta, el alcalde no se resistió.
Y bueno para no hacer más larga la historia, el alcalde Sóstenes Esteban Bedolla Espinoza dicen que depositó cerca de un melón a uno de los gestores, hecho que al parecer es desconocido por regidores y presidentes de comunidad de Hueyotlipan.
Llama la atención que hace unos días, en Hueyotlipan, el director de Obras Públicas Cayetano Galicia Nava presentó su renuncia de forma sorpresiva, y en su carta de dimisión argumentó motivos personales y de salud que le impiden continuar desempeñando sus funciones como servidor público.