El nombramiento de Marcela González Castillo como presidenta de Morena en Tlaxcala plantea diversas lecturas para los militantes y liderazgos de este partido que tiene el poder político a nivel estatal y federal.
Hay quienes hablan ya sobre la línea que va a seguir la dirigencia estatal del partido, sobre todo cuando está muy claro el equipo al que pertenece la exdiputada, de sobra se conoce a quién obedece y para quien trabaja.
Sin embargo, pocos saben que González Castillo llega con el respaldo de la presidenta nacional Claudia Sheinbaum, con quien ha construido una relación cercana desde los días en que Sheinbaum lideraba la Ciudad de México.
La cercanía de González Castillo con la Presidenta, no es nueva, y es que ella fue una de las principales operadoras de la entonces aspirante presidencial para la creación de los comités de la cuarta transformación.
Incluso, trascendió que su designación recibió el aval presidencial y de la dirigencia nacional de MORENA, quien de inmediato giro un boletín de prensa para anunciar la llegada de la exdiputada a la presidencia del Partido y dar a conocer al mismo tiempo que se renovaron vacantes en Aguascalientes, baja California Sur y Veracruz.
La nueva posición de Marcela hace obligado recordar su paso por la Cámara de Diputados de Tlaxcala en donde, tras un inicio incierto como legisladora plurinominal, llegó a la Junta de Coordinación y Concertación Política desde donde impulso las iniciativas de la mandataria estatal y logró que todas ellas se aprobarán.
Es decir, con Marcela no habrá duda de cuál será la ruta de la nueva dirigencia, está más que claro a quién va a rendir cuentas el Partido en el poder, sobre todo cuando su llegada fue por unanimidad.
Ahora bien, no todo está escrito, la nueva Presidenta del Movimiento de Regeneración Nacional tiene enfrente el gran reto de lograr la unidad rumbo a las elecciones de 2027.
Debe demostrar si la habilidad que tiene como negociadora política, rasgo que le permitió salir avante en la pasada legislatura y que va a ser clave para cohesionar un partido con facciones internas fuertes y en ocasiones enfrentadas.
Además, debe tejer muy fino entre los diferentes liderazgos del partido, así como entre militantes y simpatizantes para dejar claro que la cercanía con el alcalde de la capital, Alfonso Sánchez, no le hará perder la brújula para llevar al Partido a ganar el 2027.
Es decir, sin sentimientos de por medio, debe buscar los mejores perfiles para renovar presidencias municipales, diputaciones locales y federales, pero sobre todo la gubernatura, y debe ser el puente ideal entre las figuras contrarias con el Lorenismo.
El riesgo de una dirigencia estatal inclinada hacia un grupo específico es alto y el fantasma de la ruptura rumbo a la candidatura gubernamental rumbo al 2027, es latente y contra ello debe trabajar la nueva Presidenta, de lo contrario Morena podría enfrentarse a una crisis interna de proporciones significativas.
Quienes pensaban que Marcela González tendría un día de campo como presidenta de Morena en la entidad están equivocados.
La primera batalla de la nueva dirigencia local se verá en el 2025 en la reafiliación de tlaxcaltecas a las filas de Morena, y ahí comienza la verdadera operación.
¿Quiénes cumplirán bien su tarea?
¿Será el primer tiro entre el nuevo grupo del Marcelismo y el Riverismo?
La apuesta está echada!!
Está en sus manos su propio destino, y 2025 será crucial para entregar cuentas, y pensar en ser reelegida para culminar los trabajos de ese partido.
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LA CAMINERA...Comunicar o comunicar….Será interesante conocer la estrategia que adoptará Marcela González, luego que el primer mensaje fue que su designación se realizó a puerta cerrada y sin la presencia de medios.
Veremos si la hoy presidenta de Morena en Tlaxcala implementa una comunicación abierta y accesible que le permita comuicarse directamente con la militancia y con los sectores internos del partido, evitando que su liderazgo se perciba como cerrado o aislado.
Aunque el respaldo de Claudia Sheinbaum es una ventaja, González debe manejarlo con cautela, evitando que se perciba como un factor que impida su autonomía. Debe comunicar que, aunque cuenta con apoyo nacional, su enfoque es fortalecer a Morena en Tlaxcala desde sus propios cimientos, con un liderazgo local que responda a las necesidades y aspiraciones de la militancia y el electorado estatal.
Un escenario nada halagador para el Lorenismo, de cara a la entrega de su informe de gobierno ante el Congreso del Estado en diciembre.