El reciente desmantelamiento de una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Tlaxcala ha puesto a prueba la postura del gobierno estatal, que durante mucho tiempo ha intentado negar la presencia del crimen organizado en la entidad. La detención de Jorge Alberto Guzmán García, alias “Termi”, y Carlos Eduardo Chavarría Contreras, dos miembros de un grupo delictivo vinculado a extorsiones, homicidios y secuestros, es la evidencia irrefutable de que las organizaciones criminales han extendido sus tentáculos en la región.
La operación federal, realizada el 30 de noviembre, culminó con la captura de los delincuentes en Apizaco, lo que dejó al descubierto la magnitud de la amenaza. Se les incautaron armas largas, chalecos balísticos, municiones y drogas, dejando claro que este no es un hecho aislado, sino parte de una estructura criminal bien organizada. La foto del armamento llamó mucho la atención en las redes sociales.
Fue el mismo Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de México, quien posteó en las redes sociales lo siguiente:
“Como resultado de acciones para detener a generadores de violencia en el país, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, junto a integrantes del gabinete de seguridad, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, la Fiscalía General de la República, la Guardia Nacional, en dos acciones distintas, detuvieron a Jorge Alberto ‘N’ y Carlos Eduardo ‘N’ en Tlaxcala; eran integrantes de una célula criminal dedicada al secuestro, homicidio, extorsión y robo de vehículos; se aseguraron armas largas, equipo táctico y dosis de droga”.
García Harfuch fue claro al señalar que eran integrantes de una «CÉLULA CRIMINAL», y el mismo personal de la Coordinación General de Comunicación mandó la liga a reporteros a través de una subordinada de quien es el vocero, para que reprodujeran y compartieran el mensaje completo del funcionario federal.
Sin embargo, horas después, el gobierno de Tlaxcala emitió un boletín donde destacaron otro texto de «En estos operativos se lograron detenciones de personas relacionadas con los delitos de secuestro, homicidio, extorsión y robo de vehículos», detalló, pero la palabra «CÉLULA CRIMINAL» fue desaparecida del comunicado. Algunos piensan que fue una novatada del vocero estatal Octavio, pues el mismo hizo trizas el discurso de que en la entidad no hay delincuencia organizada, al pedir que los medios de comunicación lo compartieran.
La respuesta del gobierno de Lorena Cuéllar ha sido, cuando menos, desconcertante. En lugar de reconocer la gravedad de la situación, se emitió un boletín que omite cualquier referencia a las células criminales, enfocándose en los operativos de seguridad sin mencionar la relación con la delincuencia.
Este silencio y omisión no son casuales. Los operativos fueron encabezados por las fuerzas federales, lo que pone en duda la transparencia y el nivel de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno. ¿Por qué el gobierno local no fue a la cabeza? ¿Qué intereses o razones explican este aislamiento de las autoridades estatales en la operación que desmanteló a un grupo criminal de tal envergadura?
Ya hubo reproches de que los medios de comunicación generan miedo al publicar notas rojas, pero esa es otra historia que merece ser contada aparte.
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LA CAMINERA…¡Cuando la realidad te alcanza! No se puede seguir minimizando la presencia del crimen organizado en Tlaxcala, ni ocultar la realidad bajo la alfombra. Los operativos federales, aunque efectivos, ponen en evidencia una profunda falta de preparación y voluntad política a nivel local para enfrentar la amenaza. Mientras que el gobierno federal ha tomado cartas en el asunto y ha actuado contra el CJNG, el gobierno estatal sigue abrazando su discurso de negación, lo que solo perpetúa la impunidad y pone en riesgo a la población.
El desmantelamiento de esta célula del CJNG es una victoria importante para las fuerzas federales, pero también una dura llamada de atención para las autoridades locales. Ya no hay lugar para las excusas, ni para los discursos vacíos. Tlaxcala está siendo testigo de la expansión del crimen organizado, y la pregunta es: ¿están dispuestos los gobiernos locales a reconocer la realidad y actuar de manera efectiva?
Es hora de que el gobierno lorenista deje de jugar a la política de la negación y empiece a trabajar de manera más transparente y coordinada con el gobierno federal, que, a diferencia de ellos, sí está reconociendo el problema y actuando en consecuencia. La seguridad de los tlaxcaltecas está en juego, y no hay tiempo que perder.
Aún le quedan tres años a la administración lorenista para dar un golpe de timón en el combate a la delincuencia, pues los comandos que han entrado a los restaurantes han hecho añicos la reputación de su gobierno en unos segundos.
Pero sobre todo, los alcaldes deben asumir también su tarea de vigilancia y reacción, pues no es posible que los hampones lleguen, asalten, asesinen, y se vayan como si nada.
Ya en su momento el gobierno de San Luis Teolocholco les puso el ejemplo de como se detienen a los delicuentes.
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS..¿Rebelión en la Granja?El gobierno del estado de Tlaxcala solicitó a los alcaldes de los 60 municipios ceder la gestión del servicio de disposición de basura por los próximos 20 años, con cargo a sus participaciones federales y otros ingresos. Los ediles de Mazatecochco, Emilio González Cortés, y de Tzompantepec, Marcelino Ramos Montiel, confirmaron en la Jornada de Oriente Tlaxcala que sus cabildos aprobaron esta cesión, la cual será presentada a los diputados para su validación.
A pesar de los riesgos financieros que podría implicar, los alcaldes apoyan la estrategia del gobierno estatal, confiando en que beneficiará a los municipios. Sin embargo, se anticipa una posible rebelión de aquellos cabildos que no estén de acuerdo con la medida, lo que podría complicar su implementación, pues al parecer no se previó esta resistencia. Algunos municipios ya han aprobado la medida, pero la falta de consenso generalizado podría generar tensiones políticas al interior de los cabildos, y si pregunten lo que pasó en Yauhquemecan.
¿Quién dice que la basura no es negocio?
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