Este tecleador se toma unos días y nos leemos en el Bestiario el proximo seis de enero del 2025. Les prometo traerle sus regalos prometidos. 
Toda mi fuerza, amor y solidaridad a Erick, Nelson y Patzi Amaro por la partida de su señora madre, Doña Cony. Descanse en paz.  

La mandataria morenista Lorena Cuéllar entrará en los próximos días en la cuarta etapa de su gobierno, y en política se dice que comienza el declive natural del sexenio. Tendrá algunas semanas más para decidir nuevos ajustes en su equipo, sobre todo cuando algunos no han cumplido con las expectativas del cargo y otros se han dedicado a sabotearse entre ellos. Los nombres son varios.

Hace unas semanas, por el inicio del gobierno federal y otros temas, Cuéllar Cisneros decidió realizar una serie de cambios en su gabinete, buscando proyectar una renovación en su administración. El mensaje parecía claro: quería cerrar con fuerza, mostrar que estaba comprometida con el cumplimiento de sus promesas y ofrecer resultados tangibles. Sin embargo, los ajustes realizados y la forma en que se han comunicado no han sido tan bien recibidos como se esperaba, y han abierto la puerta a cuestionamientos sobre sus verdaderas intenciones y el rumbo que pretende seguir.

En su tercer informe de gobierno, destacó avances en áreas como seguridad, salud y desarrollo social, pero la percepción ciudadana sigue siendo negativa en el tema de seguridad. La reducción de la incidencia delictiva se ha visto empañada por una serie de hechos violentos que han cuestionado la efectividad de sus políticas. La sensación de inseguridad sigue latente entre los tlaxcaltecas, y los recientes episodios de violencia a plena luz del día demuestran que el aparato de seguridad, a pesar de contar con nuevos equipos tecnológicos, aún es insuficiente para garantizar la paz pública. Los comandos han sido más inteligentes que el aparato de seguridad lorenista, y han hecho añicos su reputación de ser el estado más seguro del país.

A medida que se acerca el cuarto año, se enfrenta a una encrucijada: continuar con los mismos, esperando que los resultados lleguen por sí solos, o tomar decisiones más arriesgadas que le permitan retomar la narrativa del cambio, ese «antes y después» de su llegada que tanto pregona.

Los tlaxcaltecas no votaron por más de lo mismo; votaron por una transformación real. El tiempo dirá si la gobernadora puede dar ese salto cualitativo y demostrar que su gobierno puede ser verdaderamente diferente, o si, por el contrario, caerá en las mismas prácticas que tanto criticó.

Los ajustes en su gabinete son solo un primer paso, pero lo que Tlaxcala necesita es una administración que pueda consolidar sus avances, sanar las heridas de la corrupción y la opacidad, y recuperar la confianza de la gente.

En este complejo escenario, Cuéllar tiene la oportunidad de convertirse en la «líder» que marque la diferencia, o, si no sabe manejar los retos que enfrenta, podría ser recordada como otra política atrapada en los mismos vicios que la precedieron. El verdadero desafío para ella será demostrar si, a pesar de los obstáculos, puede cumplir con la promesa de un cambio genuino y dejar un legado de transformación.

La reciente declaración en la que asegura que «no aman a Tlaxcala quienes se dedican a criticar las acciones de su gobierno» pone en evidencia un fenómeno que se está gestando en la política estatal: la desconexión entre los logros presentados por su administración y la percepción de la ciudadanía, así como la creciente soledad en el poder.

Cuéllar ha logrado consolidar un control político notable, que en teoría cualquier gobernante en su posición envidiaría. El caso de Lorena Cuéllar es un ejemplo de cómo el poder, incluso cuando se ejerce con control, puede terminar aislando a quienes lo ostentan. Su desafío será encontrar maneras de generar consensos, abrir espacios para la crítica constructiva y, sobre todo, garantizar que los logros no queden atrapados en el vacío de la indiferencia política.

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LA CAMINERA…La descortesía política en el tercer informe de Lorena Cuéllar…En la política, los gestos hablan tanto como las palabras. En su tercer informe de gobierno, Lorena Cuéllar trató de dejar en claro que su administración se maneja «sin filias ni fobias», un mensaje que intenta proyectar una gobernanza libre de rencores y afinidades personales. Sin embargo, la ausencia de dos figuras clave del panorama político tlaxcalteca, las senadoras Ana Lilia Rivera y Anabell Ávalos, en el evento protocolario de la rendición de cuentas pone en evidencia una contradicción que no puede ser ignorada.

Ambas, representantes de Tlaxcala en la Cámara Alta del Congreso de la Unión, no recibieron invitación de Cuéllar Cisneros a la ceremonia. Un gesto que, por lo menos, resulta sorprendente, considerando el peso que ambas tienen no solo como figuras públicas, sino también en el futuro político del estado. Ana Lilia Rivera y Anabell Ávalos, aunque con diferentes trayectorias y estilos, tienen un factor en común: ambas podrían ser contendientes directas del  Lorenismo en las elecciones de 2027. Y aquí surge la pregunta: ¿Es este un acto de política calculada o una simple descortesía que podría tener repercusiones más allá de lo simbólico?

Es difícil justificar una omisión de este tipo cuando se habla de representantes del pueblo, especialmente cuando están al frente de una entidad tan crucial como el Senado. La descortesía, entonces, no solo es un gesto de mal gusto, sino también una jugada de riesgo. En un estado donde la política es intensa y los actores clave son pocos, las omisiones de esta naturaleza no pasan desapercibidas.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS...Polémico nombramiento. ¿Otra crisis? Alfredo Pérez Águila, quien fue chofer del despacho de la Gobernadora Lorena Cuéllar, fue nombrado el 5 de diciembre como Juez Interino Especializado en Asuntos Urgentes para Mujeres, a pesar de carecer de experiencia en la materia. Apenas obtuvo su cédula profesional este año y su única experiencia laboral en el sector público es administrativa.

La activista Yeny Charrez criticó duramente este nombramiento, calificándolo de «burla» y exigiendo su remoción inmediata. Señala que este nombramiento no solo es un grave error, sino que podría evidenciar prácticas de corrupción, poniendo en riesgo la justicia para las mujeres tlaxcaltecas.

Me imagino que el señor «Navajas» ya tiene armada toda una estrategia para evitar la crisis, o le apostará al olvido, pero por lo pronto ya van dos a cero.

Por cierto, es un gusto saludar la llegada de un reconocido periodista al equipo Riverista, el de Arturo Popócatl, ex comisionado del IAIP, ex vocero de la CEDH, periodista de Síntesis, El Sol de Tlaxcala, La Bestia Politica, Martín Rodriguez, entre otros. Felicidades señor.