La encuesta reciente de Impulso Mercadológico revela datos contundentes: a los tlaxcaltecas les vale madres la elección judicial.
Hay procesos que nacen muertos. Otros que simplemente no quieren nacer. Y hay elecciones —como la que se avecina en Tlaxcala para renovar los cargos del Poder Judicial— que se arrastran como espectros invisibles en la niebla de la desinformación, la apatía y la simulación institucional.
A menos de tres semanas del 1 de junio, fecha marcada para elegir a quienes impartirán justicia administrativa, laboral y arbitral, el 76.9% de la población ya decidió no participar. Ni por error, ni por odio: por desinterés, ignorancia forzada y desconfianza total en el proceso.
Los datos son demoledores. Más de la mitad de los tlaxcaltecas no sabe quiénes son las y los candidatos. El 50.94% no tiene idea de cómo se vota. Solo el 6% cree que la información es clara. Y mientras tanto, los órganos convocantes apenas logran salir del PowerPoint.
Si esta elección fuera una obra de teatro, sería una función a puerta cerrada, sin elenco confirmado y con el público atrapado en otro canal. Es decir: un montaje.
La gente no vota porque cree que no sirve de nada (31.75%), o simplemente no sabe de qué trata el proceso (52.38%). No es que no quieran democracia: es que nadie se las explicó.
Y cuando el 61.5% opina que la información es parcial o manipulada, queda claro que la justicia no solo está en crisis desde los tribunales, sino también desde las urnas.
De poco sirve que algunos aspirantes acumulen experiencia o formación —como valora el 36% y el 16%, respectivamente— si no hay vitrina ni auditorio. Porque en este Tlaxcala judicial, ni hay campaña, ni hay debate, ni hay pueblo que escuche.
El Poder Judicial que surja de este proceso lo hará con una legitimidad coja. Será técnico, legal, formal… pero socialmente invisible. Porque una elección donde la mayoría no participa, no se informa ni confía, no es una elección: es una designación camuflada.
Urge una pedagogía cívica que deje de tratar al pueblo como mueble. Urge debate, rostro, propuesta. Y, sobre todo, urge entender que en democracia, hasta los jueces deben pasar la prueba del escrutinio popular.
Porque si no es el pueblo quien elige la justicia… entonces, ¿quién?
De nada sirve el esfuerzo del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones en lo local —con toda su campaña detallada de cada perfil de aspirantes a jueces y magistrados— si la gente no acude a votar.
Ahora, la misión ya no será del pueblo, sino de todos aquellos partidos y políticos que tienen las manotas metidas en el proceso judicial.
Ciudadano, si usted quiere que la gobernadora, los alcaldes, diputados o cualquier funcionario pongan a sus cuates, va por el camino correcto.
Quédese aplastado en su casa… y luego no se queje si le toca como juez o magistrado cualquier papanatas.
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LA CAMINERA...⚖️ La elección en lo federal: candidatos desconocidos, electores indecisos. Y si en lo local estamos mal, en lo federal no cantan mal las rancheras. Basta con tres ejemplos.
El proceso judicial en Tlaxcala no solo enfrenta abstencionismo, también una preocupante falta de rostro. Para el cargo de Juez Laboral, el 59.3% no ha decidido su voto; ningún candidato supera el 18%. Johnny Morales (17.8%) y Claudia Juárez (15.2%) encabezan una contienda que nadie conoce.
En Magistratura de Distrito, Elsa Cordero lidera con 16.9%, seguida por un 55.7% que aún no sabe por quién votará. Y para Magistrado de Distrito, Gumaro Paredes apenas alcanza el 10.3%, mientras la mayoría, el 24.4%, sigue en blanco.
Un proceso lleno de nombres que nadie reconoce… y de decisiones que se tomarán entre sombras.
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS...🚨Asalto frustrado, miedo intacto…Circula un video donde se reporta otro intento de asalto según en la carretera Texcoco-Calpulalpan, lo que volvió a encender las alarmas entre automovilistas. Sujetos armados interceptaron vehículos a plena luz del día. Una familia terminó chocada al intentar huir. Hubo detonaciones. Caos. Miedo. Pero ninguna autoridad se ha dignado a confirmar nada.
Hasta el momento no se sabe si el ataque fue en territorio de Tlaxcala o ya dentro del Estado de México. Lo que sí se sabe es que nadie vio ni al secretario de Seguridad Ciudadana, ni a la Guardia Nacional, ni al 911. Las balas llegaron antes que el boletín.
Y mientras la ciudadanía graba, huye y sobrevive, las autoridades siguen revisando en qué caseta empieza su jurisdicción.
Tlaxcala pide seguridad, no excusas geográficas.