CUANDO EL PAYASO QUIERE SER REY
Decía mi abuela que cuando el río suena es porque agua lleva, y en el caso de Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, el ruido ya no es corriente, es estruendo de manicomio. El exdiputado local y exalcalde de Texoloc decidió tomar la senda de los que se sienten superhéroes, pero en lugar de capa carga con un celular y lo usa como espada para montar su propio circo en redes sociales.
Apenas se apagaba el eco del accidente donde su padre estuvo involucrado y en el que Covarrubias salió como caballero medieval a defender su apellido, cuando nuevamente nos regala otro episodio de su tragicomedia.
Ahora, en la calle Antonio Carvajal, decidió montar un espectáculo digno de payaso de carpa barata, retuvo una camioneta oficial de Protección Civil Estatal porque, según él, el conductor intentó atropellarlo junto a una acompañante.
Pero la realidad, como suele suceder, no le hace segunda a sus delirios. Testigos y vecinos lo desmintieron señalando que la camioneta solo circulaba por la zona, sin arremeter contra nadie.
¿Miguel Ángel Covarrubias está perdiendo los cabales? Porque una cosa es defender causas legítimas y otra muy distinta es inventarse enemigos para que se sienta dueño de la verdad absoluta. En su papel de “justiciero”, se ha olvidado de las leyes, de las autoridades y del simple sentido común.
Lo grave es que este espectáculo ya no provoca risa, Covarrubias se ha convertido en un personaje que, en su intento por figurar, raya en lo ridículo.
El ex diputado no es héroe, no es salvador, ni mucho menos víctima, es un político frustrado que confundió la política con un escenario y la responsabilidad con un show. Y cuando el payaso quiere ser rey, el pueblo termina pagando el espectáculo.