A poco más de año y medio de la sucesión en Tlaxcala, el tablero político ya tiene piezas fijas. La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, pragmática y celosa del control interno, decidió mover ficha y reunir a su grupo más cercano, sus llamadas “Corcholatas» para delinear el cierre de su sexenio y el rumbo de la continuidad lorenista.
El pasado jueves, en una reunión discreta pero políticamente determinante, se sentaron en la mesa el alcalde capitalino Alfonso Sánchez García; el secretario de Educación, Homero Meneses Hernández; la secretaria federal de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora; el delegado federal del Bienestar, Carlos Luna Vázquez; y el titular del FOMTLAX, Carlos Augusto Pérez Hernández. La cortesía era solo fachada. Lo que se jugaba ahí era el futuro del poder.
Desde su despacho, la gobernadora ordenó realizar una encuesta nacional. Un estudio que mide percepciones de seguridad, desempeño gubernamental y, sobre todo, el pulso electoral: conocimiento, positivos, negativos y competitividad. En resumen: quién puede mantener el poder.
Lorena Cuéllar habló sin rodeos. Dijo que el principal problema del estado es la percepción de inseguridad, con un alarmante 70 % de ciudadanos que se sienten vulnerables. Luego subrayó la fortaleza de la marca Morena, aún dominante en Tlaxcala, y soltó la frase que selló el encuentro: «Ya no hay que hacer bolas al electorado, esta decidido que si es hombre, la propuesta es Alfonso Sánchez García, y si es mujer es Josefina Rodríguez, pues fue quienes salieron mejor evaluados en la encuesta, cada uno tuvo libertad para moverse, pero hoy les quiero decir, no habrá un caballo negro, ni una sopresa, por lo que sumense a ellos, y hay que ir unidos en este bloque».
La sala se quedó en silencio. La decisión ya no era una hipótesis. Alfonso y Josefina apenas esbozaron una sonrisa; el resto de los asistentes mantuvo la mirada tensa, entre resignación y desconcierto. Homero, que había tejido redes internas con la esperanza de una segunda oportunidad, escuchó en silencio. Luna y Carlos Augusto se limitaron a asentir.
Del círculo más cercano del hombre del humanismo mexicano comenzó a salir esta información del cónclave que no les gustó para nada, pero la decisión está tomada, mientras en el edificio capitalino ya festejan.
El mensaje fue claro: el lorenismo ya tiene sus cartas sobre la mesa. Falta que las jugadas se concreten en los meses por venir, entre mediciones, lealtades y acuerdos con el centro, pues faltan definidores de peso. La presidenta y el ex presidente.
Mientras tanto, las encuestas públicas siguen marcando la ruta: Ana Lilia Rivera encabeza con un 36 % de preferencia; Alfonso Sánchez García se mantiene solo nueve puntos abajo con 27 %; y Josefina Rodríguez, con su perfil más institucional, ronda el 17 %. Las piezas están en movimiento, pero el reloj ya corre.
En el tablero lorenista ya no hay caballos negros, pero sí muchas piezas que aún pueden moverse antes del jaque. Y como en todo juego de poder, la reina no solo mueve: decide cuándo termina la partida, y parece que esta ya terminó. A ver si si no hay una jugada sorpresa.
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LA CAMINERA…¿Le saldrá la jugada a Cuéllar?…La morenista ha jugado su propio tablero y dividir para conservar el mando. Un día bendice al alcalde capitalino, al siguiente al secretario de Educación, y luego aparece sonriente junto a la funcionaria federal de Turismo.
Lo mismo le dice al titular del Fomtlax, Carlos Augusto Pérez Hernández; al delegado federal del Bienestar, Carlos Luna Vázquez; al secretario Agropecuario, Rafael de la Peña Bernal; y ahora ya se sumó el diputado local Vicente Morales Pérez.
Es su estilo: mover la pieza, observar la reacción y retirar la mano. Pero esa táctica comenzó a mostrar desgaste. Dentro de Morena, la confusión se convierte en resentimiento, y los aliados se transforman en rivales.
Tras la revelación de que va Alfonso o Josefina, ahora resta conocer si les dará tiempo de curar heridas, ante una Ana Lilia Rivera que no se detiene en sus aspiraciones, y dos varones como Oscar Flores y Luis Vargas que se mueven por su lado.
Ahora le resta a Jose o Poncho moverse y legitimarse, y no esperar a que la titular del Ejecutivo Local les realice la chamba, pues si no hacen operación cicatriz, el costo puede ser demoledor.
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS... “Los que juegan fuera del tablero”…Dos varones que no son carta de la gobernadora, pero sí mueven piezas con sutileza en la política nacional. Óscar Flores Jiménez, con bajo perfil y sin propaganda. Espera la bendición del ex presidente Andrés Manuel López Obrador o de su hijo del mismo nombre. La encuesta de RUBRUM lo ubica en tercer lugar con 11%, detrás de Ana Lilia Rivera y Alfonso Sánchez.
Del otro lado, Luis Vargas también juega en los círculos federales y es mencionado en el radar presidencial.
Ambos encarnan la apuesta alternativa al grupo lorenista y se mueven bajo otra lógica: La del respaldo nacional o presidencial. Y no de por muerta a la empresaria Dulce Silva, quien guarda un silencio y bajo perfil.
