En Tlaxcala, el miedo ya no se mide en cifras, se mide en silencios. En calles donde la violencia dejó de ser rumor y se volvió rutina.

Esta semana, mientras un joven fue baleado en Zacatelco en plena avenida céntrica en la madrugada, otro tipo de agresión se desató en Mazatecochco: la del odio.

El gobierno municipal tuvo que emitir un comunicado oficial para condenar la agresión al presidente Emilio González Cortés durante el desfile de Día de Muertos. Y lo más alarmante no fue el golpe físico, sino la fragilidad de un presidente ante quienes se les hace fácil lanzar objetos en contra de la autoridad. Es un grave precedente. El tipo no será simpático, inclusive su equipo de seguridad impide entevistas, pero de eso a que sea atacado, ya trasciende.

Mientras tanto, Zacatelco amaneció con otro herido grave. Un joven identificado como David B. recibió un disparo en la cabeza. Los reportes oficiales hablan de un agresor conocido como “El Balín”, pero la comunidad sabe que esa historia se repite con otros nombres. Cada municipio tiene su propio “Balín”, su propio fantasma armado que aparece cuando el Estado no llega.

El Reporte Digital Tlaxcala de Impulso Mercadológico no deja lugar a dudas: la inseguridad se consolidó como el segundo tema más comentado de la semana, con un 14.02 % de las menciones totales, un saldo emocional de –86 %, y más de 129 mil reacciones entre enojo, tristeza y frustración.  Solo le ganó el el asesinato del alcalde de Uruapan, con un 38.78 % de la conversación nacional y un saldo emocional de –98 %.

Las publicaciones sobre asesinatos, robos y violencia cotidiana dominaron los muros locales, desplazando incluso a los temas políticos. Tlaxcala, que presume seguridad, se muestra en redes como una entidad bajo alerta emocional: los ciudadanos hablan de miedo, de impotencia y de la desconfianza que crece hacia las autoridades.

Mientras los productores del campo bloquean carreteras y los ciudadanos reclaman justicia en los comentarios, la red se convierte en un espejo roto: muestra la rabia, pero también la fractura. En medio de ese ruido, un respiro: las celebraciones del Día de Muertos generaron el único saldo positivo (+43 %), el último espacio donde Tlaxcala parece seguir siendo Tlaxcala: color, unión y tradición frente al desencanto.

Pero los muertos que regresan no traen flores: traen advertencias.

En los municipios, los atentados y los discursos de odio están germinando al mismo ritmo. Si antes la violencia se disfrazaba de pleito cantinero, hoy se disfraza de “opinión pública”. Si antes el miedo se susurraba en la esquina, hoy se multiplica con un clic en las redes sociales.

Mazatecochco lo sabe. Zacatelco lo confirma. Y Tlaxcala lo siente. La violencia ya no solo se escucha: se comenta, se comparte y se normaliza.

Y mientras los alcaldes emiten comunicados, los ciudadanos cuentan historias con hashtags y rezos.

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LA CAMINERA...Temor…Campesinos tlaxcaltecas fueron citados este lunes en la Fiscalía General de la República, donde expresaron su temor de ser detenidos tras participar en recientes protestas para exigir precios justos al maíz.

Tras ser convocados demandaron el apoyo de los medios de comunicación, en caso que sean privados de su libertad.

Ellos solo exigen que les mejoren el precio de garantía del grano y atender la crisis del campo tlaxcalteca, advirtiendo que “Tlaxcala, tierra del pan de maíz, podría quedarse sin su emblema”.

Mientras los productores pagan 26 pesos por litro de diésel y 401 pesos en casetas, el maíz se compra a solo 5 pesos por kilo, lo que los deja al borde del colapso.

Lo curioso es que tengan miedo a un gobierno que se dice aliado del campo.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOSUn nuevo reto: La Bestia Política abre una nueva etapa...Este día se une la periodista Mariana Lovera como directora general de La Bestia Política, asumiendo el reto de seguir abriendo los micrófonos a todas las voces.

Aunque nació como un medio digital, La Bestia Política ha encontrado en la radio social un espacio para la pluralidad. Desde la comunidad LGBT+, mujeres, juventudes, pueblos originarios y trabajadores independientes, el proyecto ha demostrado que la comunicación puede ser una herramienta de resistencia y transformación.

Hoy, la Bestia reafirma su compromiso con una máxima que guía cada transmisión: Si el micrófono no se comparte, no sirve.

Bievenida Mariana.