Algo es evidente y la gobernadora Lorena Cuéllar no lo debe soslayar de cara al cierre de su administración.

Hay tres Tlaxcalas.

La del Cuarto Informe de Gobierno, donde las gráficas ascienden, las inversiones se multiplican y la maquinaria institucional presume orden, disciplina y resultados. La otra Tlaxcala, la que aparece en la ENVIPE 2025, donde la percepción de inseguridad se eleva como una sombra que no entiende de megaproyectos, leyes nuevas o millones invertidos. Y una tercera Tlaxcala completa el cuadro: la de la conversación digital, un territorio emocional donde el relato público se define en segundos y una tendencia negativa basta para borrar meses de operación gubernamental.

Los datos oficiales revelan 8 mil millones de pesos en seguridad, la red más amplia de videovigilancia, la profesionalización policial más profunda en décadas, nuevos hospitales, crecimiento económico sostenido, un salto histórico en salud y bienestar social, y una política educativa que se despliega con músculo. Todo eso está ahí: es real, medible, verificable. Pero el desafío es otro: la percepción. Y la percepción, hoy, le juega en contra.

En seguridad en el discurso de Cuéllar, Tlaxcala registra la incidencia delictiva más baja del país, con una caída mayor al 68% respecto a 2015. Se presume el primer lugar nacional en inversión en seguridad por habitante y 95.7% de policías certificados.

Sin embargo, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública enciende las alarmas: aunque los delitos bajan, 54.4% de los tlaxcaltecas percibe su colonia como insegura. Además, 75.6% considera la inseguridad el principal problema del estado, solo 33.3% se siente seguro al caminar de noche cerca de su casa y la cifra oscura alcanza 91.9%, una de las más altas del país.

La paradoja se impone: menos delitos registrados, más miedo en la calle.

El Reporte de Escucha Digital revela la tormenta. Entre el 1 y 7 de diciembre, la conversación en redes se cargó hacia la inseguridad: 40.34% del volumen digital giró en torno a violencia, ejecuciones y robos. El IV Informe apenas alcanzó 8.44% y con saldo negativo de –10%.

Otros episodios agravaron la percepción: la ausencia de Lorena Cuéllar en un evento de Sheinbaum, las siglas del CJNG en Acuitlapilco y la “desbandada” durante el discurso del Informe. El resultado: violencia con 95% de reacciones negativas y el Informe con 51% negativas. Los logros no penetran ni generan vínculo emocional.

El análisis conjunto exhibe una tensión profunda: El gobierno sí tiene resultados con inversiones históricas y modernización en seguridad, pero la ciudadanía no los siente. La percepción de inseguridad domina. En redes, el gobierno no controla la narrativa: la inseguridad se ha convertido en la identidad emocional del estado.

El cuarto informe demuestra que Lorena Cuéllar ha gobernado la infraestructura, la inversión y los sistemas. Pero no ha logrado gobernar la percepción social ni la conversación digital.

Los datos dicen que Tlaxcala es seguro. La gente dice que no.

En redes, ninguna inversión compite con un video viral de un asalto. En las colonias, ningún C5i reemplaza la sensación de caminar solo y sentirse observado.

Lorena Cuéllar enfrenta su punto de inflexión: ha construido un estado que en papel funciona, pero que en la experiencia ciudadana sigue oliendo a incertidumbre.

Los próximos meses definirán si el gobierno logra cerrar la brecha entre el dato y la percepción, o si esa brecha termina definiendo su legado.

Parece que  el reto que sigue es que los tlaxcaltecas perciban sus logros en en sus casas y calles, sino solo será el cuarto informe dinero tirado a la basura.

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LA CAMINERA...Óscar Flores: el operador que nunca deja de jugar...La visita de Óscar Flores Jiménez a Tlaxcala, primero en la Novillada de la Prensa y luego en el Informe de la gobernadora Lorena Cuéllar— no es casualidad ni gesto de cortesía: es movimiento político calculado.

Aunque se dice que la relación entre ambos no siempre fue tersa y que la gobernadora impulsa a sus propios delfines como Alfonso y Josefina, Óscar no se sale del libreto. Al contrario: juega su papel con disciplina, se deja ver, se hace presente y se mantiene dentro del tablero donde las decisiones se cuecen.

Su presencia manda un mensaje: Que no está fuera del juego, no está relegado y no está dispuesto a dejar el espacio vacío.

En política, el que deja de aparecer, desaparece. Y Óscar lo sabe.

Mientras Lorena Cuéllar cierra su administración con apuestas propias, Flores Jiménez, el poderoso secretario de Finanzas del Edomex, se mueve con cuidado: sin confrontar, sin romper, pero recordando que sigue siendo un operador con redes, oficio y aspiraciones.

Quien se sabe si no coincide para nada con Cuéllar es el senador José Antonio Álvarez Lima, pero aun asi asistió a su  informe este domingo en un mensaje de cortesía política, pero Ana Lilia Rivera no lo hizo, y eso rompe en mil pedazos ese discurso de que no está peleada con la gobernadora, y que trató de colocar en su reciente desayuno con periodistas.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…Tache para la logística del alcalde capitalino Alfonso Sánchez García. Su presencia en el presidium del Informe de Incidencia Delictiva 2025, un espacio reservado para autoridades estatales y federales del gabinete de seguridad no solo resultó fuera de lugar, sino que envió señales innecesarias al aparecer relegado al fondo del escenario.

Para rematar, tuvo que llegar caminando, evidenciando desorden en la organización y una operación política poco cuidada para un político que se se supone es el candidato más fuerte del Lorenismo para la gubernatura de Tlaxcala.

Al menos ese día, el alcalde se vio novato y debil con su equipo.

Que alguien le diga que todo comunica, y ese día no se vio como el delfín consentido.