Desde el año pasado en México, por mandato constitucional las mujeres ocuparán espacios de toma de decisión en los tres poderes públicos, en los tres niveles de gobierno, está ocupación será manera paritaria es decir en un 50% mujeres y 50% hombres.

Ya en nuestro estado, las reformas electorales y las acciones afirmativas nos permitieron tener por primera vez en la historia un congreso integrado por mayoría femenina, 15 de 25 es el número de integrantes mujeres que conforman el poder legislativo en Tlaxcala; en la semana que acaba de concluir, la comisión de asuntos electorales del congreso del estado, recibió en parlamento abierto, las propuestas de reforma electoral del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones, y del Tribunal Electoral de Tlaxcala entre otros.

En las participaciones, los representantes de ambas instituciones, se manifestaron por seguir impulsando la paridad de género, en la integración de los diputados plurinominales y las regidurías, pronunciandose el TET por favorecer nuevamente a las mujeres, al proponer que las listas pluris que presenten los partidos, sean encabezadas por mujeres.

Por su lado, el ITE, argumento que es importante que los legisladores, doten al Instituto, de facultades para integrar las diputaciones pluris y regidurías  a fin de garantizar la equidad de género. Mientras que se dice, qué las dirigencias de los partidos políticos, apuestan a qué las candidaturas de representación proporcional, sean encabezadas por hombres, dado qué la actual legislatura, la lista de cada partido, ya fue encabezada por mujeres.

Habrá que  esperar a que el congreso, concluya sus trabajos y emita la reforma electoral, que dicho sea de paso, abarca más temas que el que hoy nos ocupa.

Sin embargo, mi opinión es que hasta hoy las reformas se han quedado cortas, seguimos teniendo una abrumadora mayoría de hombres en los cargos de elección popular, llámese alcaldes (54 hombres y 6 mujeres) regidores (229 hombres por 120 mujeres) o presidentes de comunidad (239 varones contra 53 mujeres).

Con esta realidad y con las propuestas de reformas que se han planteado, no habrá gran cambio en cuanto a alcaldías y presidencias de comunidad, si con las regidurías, puesto que la integración será definida ya sea en el instituto o en el tribunal electorales o en ambos, y sin duda procurarán que la distribución sea paritaria.

El problema para los cargos de elección directa, es que las mujeres aún sufren de una gran desigualdad social, económica, cultural, política etc. Y esto en cuestiones electorales se refleja aún más.

No habrá paridad mientras que no se borren dichas desigualdadades, mientras que siga la brecha; o bien mientras no se contienda entre iguales.

Una competencia exclusiva entre mujeres en 30 municipios; y de hombres vs hombres en los otros 30, nos daría como resultado una paridad total en las alcaldías del estado. Además el fenómeno de la violencia política en contra de las mujeres, por parte de sus contendientes hombres se vería disminuido al competir mujeres vs mujeres por un lado y hombres vs hombres por el otro.

Un punto más es que los partidos no tendrían que recurrir a acciones desesperadas, que se han visto en procesos anteriores: si un municipio, por regla paritaria debió postular mujer, el partido político recurre primero a la esposa o hermana del precandidato que ya no puede participar o en el peor de los casos, improvisa y postula a mujeres que les aceptan de última hora la candidatura.

Esta misma acción afirmativa podría aplicarse en las presidencias de comunidad, arrojando así mitad y mitad de estos espacios para mujeres y hombres. Sin embargo a las autoridades electorales, solo les alcanza para cubrir un espectro de la paridad y se conforman con lo que logran alcanzar. Aunque el 92% de los municipios sigan siendo gobernados por hombres.