Mas que buscar ganadores y perdedores tras la marcha del 8M en Tlaxcala, hay que preguntarse ¿Qué sigue?

Las lecturas del tema son variadas.

Hay quienes opinan que el operativo del cerco de acero le funcionó a la gobernadora Lorena Cuéllar, luego que las manifestantes no pudieron romperlo, y lograron evitar daños a la estructura de Palacio de Gobierno. Los vidrios rotos parecen justificar la acción del amurallado.

Hay quienes critican que se haya gastado cuatro millones de pesos para la adquisición de los muros metálicos de contención que fueron colocados frente al edificio de Palacio de Gobierno, cuando hay tantas prioridades entre los tlaxcaltecas, y hogares que no tienen ni para comer. Primero erogaron cinco millones para promocionar a Carlos Rivera y ahora esto.

Lo cierto es que como gobernador hay que tomar decisiones para bien o para mal, y el tiempo dirá si Lorena Cuéllar acertó con los muros, o se los cobrarán en las urnas las cientos de mujeres que gritaron «Lorena no es aliada, es privilegiada».

El costo político se verá en las urnas si el Partido del Movimiento de Regeneración Nacional pierde la simpatía de los tlaxcaltecas en el 2024, luego que la mandataria local fue la más votada en el 2021.

Lo ocurrido en el primer cuadro de la capital no debe tomarse a la ligera. Comenzando por los que han sido calificados como grupos radicales que, desvirtuaron el movimiento generando violencia. Es cierto, ninguna revolución se hizo con abrazos, pero poner en riesgo la integridad de todos los asistentes fue demasiado.

Lo anterior, ocasionó que los colectivos locales se desentendieran porque sabían que además de suponer un peligro, significaba restarle legitimidad a sus exigencias. Y todo pasó, los posicionamientos se quedaron en el olvido y la violencia -legítima o no- fue el centro de atención.

Tampoco la gobernadora lo debe tomar a la ligera, pues el hecho de que prefiera acudir a un evento a la ciudad de México, mientras destrozan los vidrios de su despacho no es un buen mensaje.

Votaron por ella para atender las peticiones, así no esté de acuerdo con las protestas.

Lo más sano sería que la titular del Instituto de la Mujer instalara mesas de negociación con las víctimas indirectas de aquellas que pareciera que siguen olvidadas por su gobierno, pero su recuerdo más presente que nunca en la sociedad, no solo en un pase de lista.

Olvidadas quedaron las palabras, las ausentes, las faltantes, las desaparecidas. El tema de la violencia las invisibilizó. Sólo resta preguntar ¿quién mece la cuna? ¿es fuego amigo?

No puede haber dos mensajes.  El secretario de Cultura, Antonio Martínez Velázquez decidió que el Museo de Arte de Tlaxcala (MAT) se convirtiera en un espacio seguro durante la marcha y en lugar de cercarlo, colocó agua para que se hidrataran las mujeres y hasta internet, mientras que a unos metros las vallas encendieron los ánimos en Palacio de Gobierno.

La narrativa no cuadra.

********

La caminera…Una de morenistas…En el PRI se han de estar riendo luego que su alcalde de Cuapiaxtla se fue a Morena, donde ahora tienen que enfrentar la carga del desprestigio por la denuncia penal que enfrenta el presidente municipal Antonio Romero Rodríguez,  por golpear brutalmente a tres elementos policiacos en el interior de la Dirección de Seguridad Pública de esa demarcación, como lo publicó este jueves el Sol de Tlaxcala.

No conforme con ello, el alcalde que arribó al poder impulsado por el Partido Revolucionario Institucional, pero que ya en el ejercicio del cargo manifestó su voluntad de adherirse al partido Morena, los amenazó de muerte a los  si denunciaban lo ocurrido, por lo que se vieron obligados a renunciar todo por que no impidieron que uno de sus hijos se alcoholizara.

El hecho es grave, y la Comisión Estatal de Los Derechos Humanos debería intervenir y que la autoridad ofrezca una disculpa y garantice que no habrá represalias.

******

Ahora sí, la última y nos vamos...Entre ingenuos,  héroes y psicópatas …Dentro de la marcha conmemorativa al 8-M, la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala utilizó un vehículo pesado llamado «Gotzilla» para esparcir agua a las manifestantes. Otros le dicen «Rino».

Poco después de la aparición de la unidad blindada  un sujeto ataviado con una playera del capitán América, con facha de guacho. Además, medianamente «mamado», y con claras habilidades de combate cuerpo a cuerpo, trepó al estilo Rambo y logró desviar los chorros de agua que iban dirigidos al grupo de protesta.

Unos lo llamaron héroe, al que le cayó encima lo agarró a golpes y le gritó «Pinche sicópata».

En tanto, las críticas hacia el  Secretario de Seguridad Ciudadana Ramón Celaya Gamboa no faltaron.

El operativo de disuación caminaba, y a Celaya se le  le ocurrió mandar un vehículo para tratar de disolver la manifestación con chorros de agua, lo que irritó a las manifestantes.

La estrategia fue fallida, pues el «héroe» se las echó a perder, y segundo provocaron que Tlaxcala fuera nota nacional y criticaran al gobierno de su jefa, la gobernadora.

¿Con cuál calificativo se queda Celaya?

¿O acaso no aprendió de García Luna?, dicen algunas voces en broma dentro de su propia corporación.