Una vez más, estimadas y estimados espectadores, nos encontramos inmersos en el fascinante mundo del circo electoral. Esta vez, nuestro escenario se sitúa en la hermosa capital de Tlaxcala, donde la función promete ser de lo más entretenida y, como siempre, llena de sorpresas.

En el centro del ring, tenemos al valiente y decidido arquitecto Alfonso Sánchez García, quien ha sido ungido por el partido Morena como su elegido para competir en este apasionante proceso electoral. Con su mirada puesta en el futuro y su construcción política bien cimentada, no cabe duda de que este hábil arquitecto tiene grandes planes para la ciudad.

Pero, alto ahí, no podemos pasar por alto a aquellos que también alzaron la mano con la esperanza de obtener la preciada corona. Los aspirantes de apellidos Barbosa y Valenzuela deben demostrar su madurez política y resignarse a su destino. El primero, más conocido por su parentesco que por sus méritos propios, intentó colarse en la contienda apelando al legado familiar. Mientras, la segunda ha pasado más tiempo  entre partidos de varios colores, que construyendo una verdadera trayectoria política.

Sin embargo, el verdadero desafío para Morena no radica en la competencia interna, sino en deshacerse del oscuro legado dejado por el gris Jorge Corichi. Como un mal recuerdo que se aferra a la mente de los ciudadanos, la administración actual ha dejado un amargo sabor en los labios de los capitalinos. Ahora, el arquitecto debe demostrar que está a la altura del desafío, construyendo alianzas y puentes con otros actores políticos.

Al final del día, como en todo buen espectáculo circense, aquellos que no estén dispuestos a compartir el pastel terminarán sin siquiera una migaja. Es hora de que la política deje de ser un circo y se convierta en un verdadero ejercicio de responsabilidad y compromiso con la ciudadanía.

Esta es primera llamada.

Hoy: escribe Memo Herrera.