Todo parece indicar que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha dado un paso más hacia su declive político con la reciente reforma a sus estatutos partidistas, realizada durante su Asamblea Nacional Extraordinaria. Esta decisión, llevada a cabo a mano alzada y por mayoría, confirma la reelección de Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas como dirigente nacional, abriendo la posibilidad de que se mantenga en el cargo hasta 2032.
Alito está empeñado en ser el que ponga el último clavo al epitafio del PRI, y muchos se preguntan qué pasará con este partido en Tlaxcala, luego de que la dirigencia estatal, encabezada por Ernesto García Sarmiento y que responde a la exgobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel, mostró en la víspera el rechazo a la reelección del presidente nacional, sellando con ello su destino y el inminente cese como líder del tricolor en la entidad.
En estos momentos, y tras conocerse la reforma a sus estatutos partidistas, en el estado el silencio ha sido la narrativa dominante y nadie quiere hablar ya y aventarse un tiro con quien será nuevamente el mandamás priísta.
Se desconoce cuál será el destino de la tlaxcalteca Beatriz Paredes y de los priístas que no comulgan con Alito, ¿serán oposición dentro de la oposición, ante una dirigencia aparentemente auro impuesta de partido débil y mermado?
¿Qué papel jugarán figuras relevantes del PRI en Tlaxcala, como la actual senadora Anabell Ávalos Zempoalteca, excandidata a la gubernatura, o Blanca Águila, la única diputada local? ¿Se quedarán a ver cómo Alito extermina al partido?
¿Qué le espera al PRI en Tlaxcala y a nivel nacional? La respuesta está en la capacidad de sus militantes para enfrentar la crisis con valentía y decisión. La impugnación de la reforma estatutaria ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) es una posibilidad, pero requiere de una movilización y unidad que parecen faltar en el partido, y un pleito largo.
En Tlaxcala, como en el resto del país, los priistas tienen la oportunidad de tomar una posición firme y decidir si permitirán que el partido siga en este camino de autodestrucción o si lucharán por un cambio real y necesario. De no hacerlo, el PRI podría estar firmando su sentencia de muerte política, dejando a sus militantes y a la ciudadanía en un vacío opositor en un momento crítico para la democracia mexicana.
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LA CAMINERA.…¿Habrá un nuevo partido?…Durante varias décadas, el PRI controló el panorama político en Tlaxcala, logrando consolidar su influencia a través de una estructura de poder bien organizada y una red de lealtades tanto a nivel estatal como local. Las elecciones eran, en muchos casos, una formalidad que confirmaba la preeminencia del PRI en la política local.
La hegemonía del PRI sufrió un revés significativo en 1998 cuando el perredista Alfonso Sánchez Anaya ganó la gubernatura. Este evento marcó un cambio de rumbo en la política del estado, demostrando que el PRI no era invulnerable y que la oposición podía ganar terreno. Esta victoria del PRD fue un golpe duro para el PRI, que se vio obligado a reevaluar sus estrategias y a enfrentar una nueva realidad política en Tlaxcala.
La derrota electoral del 2024 donde arrasó Morena y el PRI no ganó una sola alcaldía pone el futuro muy incierto. El tricolor se encuentra en un momento crítico. Su capacidad para recuperar la confianza de los votantes y consolidar su posición como una fuerza política relevante dependerá de su habilidad para resolver sus conflictos internos, presentar un liderazgo coherente y articular una visión convincente para el futuro del estado. Sin estas medidas, el partido corre el riesgo de seguir perdiendo terreno frente a sus competidores y de quedar relegado en la historia política de Tlaxcala.
Muchos dicen que el PRI ni se crea no se destruye, solamente se transforma, y así hemos visto liderazgos y militantes emprender aventuras políticas en el PRD, PAN, PAC y, más recientemente en Morena, incluso muchos han ido a oxigenar a MC con excelentes resultados, cada vez son menos los que se mantienen firmes y leales al otrora partido hegemónico y, pareciera que con esta reforma estatutaria les están dando el pretexto perfecto para irse.
Ante este escenario, pareciera que la gran tarea de recuperar o rescatar al PRI está depositada en la militancia ¡a pesar de su dirigencia!
¿O veremos un nuevo partido local en Tlaxcala?
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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS...Debate…La controversia alrededor de los comentarios de Antonio Martínez Velázquez, ex secretario de Cultura, y la respuesta de Aurora Villeda Temoltzin toca varios temas delicados y fundamentales para la política y la sociedad actual.
La solicitud de Antonio Martínez Velázquez para que los políticos que compitieron bajo la acción afirmativa LGBTQ+ revelen su verdadera identidad plantea una cuestión compleja sobre la autenticidad y la transparencia en la representación política. Sin embargo, también abre un debate sobre la privacidad y los derechos individuales de los candidatos, y hoy diputados electos.
En primer lugar, es esencial reconocer que la privacidad es un derecho fundamental. La vida personal de los políticos no debería ser objeto de escrutinio público a menos que esté directamente relacionada con su capacidad para desempeñar sus funciones. La orientación sexual o identidad de género de una persona es un aspecto íntimo que no debería ser forzado a salir a la luz pública si la persona no está dispuesta a hacerlo. Esto es crucial para proteger a los individuos de posibles discriminaciones y estigmatizaciones.
Por otro lado, es válido exigir transparencia en los procesos electorales, especialmente cuando se trata de acciones afirmativas diseñadas para promover la inclusión y la representación de grupos históricamente marginados. Si hay indicios de que se ha cometido fraude, es importante que se investigue adecuadamente para mantener la integridad del proceso electoral.
Aurora Villeda Temoltzin, al defender su derecho a la privacidad, hace un punto importante sobre la necesidad de separar la vida personal de las funciones públicas. Además, su compromiso de trabajar en el Congreso para el beneficio de diversos sectores, incluyendo mujeres, niñas y personas con discapacidad, lanza el mensaje que su enfoque legislativo es inclusivo y orientado al bienestar de la sociedad en general.
Es fundamental que los debates sobre estos temas se manejen con sensibilidad y respeto. La lucha por la igualdad y la representación justa debe ir de la mano con el respeto por los derechos individuales. En lugar de centrar el debate en la vida privada de los candidatos, deberíamos enfocarnos en sus propuestas, su trabajo y su capacidad para representar y mejorar la vida de sus electores.
En conclusión, mientras que la transparencia y la integridad en los procesos electorales son cruciales, es igualmente importante respetar la privacidad de los individuos y no usar su vida personal como arma política. El enfoque debería estar en el trabajo legislativo y en cómo los políticos, como Aurora Villeda Temoltzin, pueden contribuir de manera significativa al bienestar y la inclusión de todos los ciudadanos.
Veremos cuando esté en el cargo, si la morenista y presidenta de RSP que llegó por una acción afirmativa de la comunidad LGBTTTIQ+ trae agenda sobre este sector, o únicamente fue una bandera política. Solo resta esperar.