El Partido Acción Nacional (PAN) en Tlaxcala enfrenta un momento decisivo que podría marcar su rumbo en los próximos años.

El problema del PAN en Tlaxcala va mucho más allá de la caída de una figura. Aunque la lideresa estatal Miriam Martínez Sánchez sostiene que el partido salió fortalecido de esta elección, los resultados y la apatía entre la militancia sugieren otra realidad.

El PAN ha perdido conexión con las necesidades de la ciudadanía, y sus estructuras parecen más preocupadas por preservar el poder de sus grupos internos que por construir una verdadera oposición.

La elección de Jorge Romero Herrera en el ámbito nacional reafirma esta percepción de estancamiento. Lejos de representar un cambio, su nombramiento es visto como una continuación del “más de lo mismo” que no entusiasma a las bases.

Para el PAN en Tlaxcala, el camino hacia 2027 plantea un reto importante: abrirse a la ciudadanía y construir liderazgos frescos. De lo contrario, corre el riesgo de fragmentarse aún más y dejar un vacío en la oposición que otros actores políticos pueden aprovechar. Si el partido no toma medidas para reestructurarse y reconectar con las demandas de la gente, el 2027 podría convertirse en otro episodio de su declive.

El reto para Ángelo Gutiérrez Hernández, nuevo presidente del PAN en Tlaxcala, no es menor,  un partido dividido, con una unidad interna frágil, donde la reconciliación es esencial.

Más allá de consolidar una estrategia, Gutiérrez Hernández tendrá que integrar nuevas figuras y gestionar a un partido plural, pues aquellos disidentes que no comulgan con su liderazgo probablemente no caminarán con él.

Los disidentes, por su parte, también enfrentan un camino complicado: sus posibilidades de influir en el PAN dependerán de su capacidad para incidir en la agenda desde posiciones periféricas, o irse a otros partidos.

En última instancia, Ángelo Gutiérrez Hernández deberá decidir si construye un PAN incluyente o si consolida el poder del grupo dominante, el de Apetatitlán, creando nuevas figuras afines a su proyecto. La primera opción requerirá paciencia y diplomacia, elementos clave para proyectar una imagen de unidad y fortaleza; la segunda podría funcionar en el corto plazo, pero arriesga una fragmentación más profunda.

Con la mira puesta en 2027, el PAN en Tlaxcala está en una encrucijada. La dirección que tome definirá si puede convertirse en una verdadera fuerza competitiva o si continuará su camino hacia el declive. Ángelo Gutiérrez tiene en sus manos el destino del partido; veremos qué le depara el futuro al PAN en Tlaxcala.

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LA CAMINERA… El Adrianismo: Esta corriente llegó a tener gran influencia en Tlaxcala y en el país. Dos veces candidata a gobernadora, diputada federal y senadora.

La reciente derrota de Adriana Dávila Fernández en su intento por liderar el Comité Ejecutivo Nacional pone en evidencia la drástica caída de su influencia en el partido. Dávila, quien alguna vez contó con el respaldo del expresidente Felipe Calderón, perdió incluso en su propio estado por un margen de 3 a 1, incluyendo el municipio de su origen. Un golpe duro.

Para Dávila, la derrota es especialmente significativa: sus días de cargos públicos y de colocar aliados en posiciones estratégicas en Tlaxcala parecen haber quedado en el pasado. Aquellos que alguna vez apoyaron su liderazgo se han convertido en sus opositores, como es el caso del actual dirigente estatal, Ángelo Gutiérrez Hernández. Su equipo también ha perdido fuerza en la operación política, y sin aliados de peso en su tierra natal, el panorama para Dávila es sombrío. Muchos dicen que su salida del escenario político parece inminente.

En su participación en «Los Protagonistas», Adriana Dávila sonrió ante quienes pronostican su ocaso y  el fin  de su carrera. «Todavía hay Adriana para rato». Como el legendario Ave Fénix, promete resurgir. ¿Le alcanzará para revitalizar su influencia en un PAN fragmentado, o es solo un último intento de sostener una llama en un partido donde los aliados escasean? La política tlaxcalteca.

Lo único seguro es que la apizaquense seguirá siendo panista, pero el descalabro que sufrió la tendrá que poner a pensar en qué o quienes fallaron.

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AHORA SÍ, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS...Ocurrencias costosas y sin consecuencias…Desde su creación, el Instituto Tlaxcalteca para Devolver al Pueblo lo Robado fue una «ocurrencia» plagada de advertencias legales. La gobernadora Cuéllar, ignorando las críticas, impulsó esta entidad hasta que la Suprema Corte la declaró inconstitucional. En lugar de asumir responsabilidad, se justificó su eliminación por «austeridad» para dar paso a la Secretaría de la Mujer.

Sin embargo, el daño ya está hecho: 18 millones de pesos asignados al instituto, con un director que cobra 78 mil pesos mensuales sin haber generado resultados legítimos, y la mayor parte para nómina.

El ex titular del Instituto Tlaxcalteca para Devolver al Pueblo lo Robado  ya se alista para asumir su nuevo cargo de consejero representante del Poder Ejecutivo ante el Consejo de la Judicatura del Tribunal Superior de Justicia del Estado. ¡Vaya tipos con suerte!