Dicen que en Tlaxcala “gobernador no pone gobernador”, y esa ha sido una máxima que se ha cumplido en el estado, con excepción del priista Mariano González Zarur, quien sí lo hizo con Marco Mena. Pero el final es de todos conocido: salieron peleados.

La morenista Lorena Cuéllar no ha resistido la tentación de querer cuidarse las espaldas, y en el ajedrez político rumbo a 2027, ha movido piezas. No precisamente para dar jaque mate, sino para bloquear a quien no sea de su equipo. Del otro bando solo hay una jugadora: Ana Lilia Rivera, impulsada por el senador José Antonio Álvarez Lima.

Aunque en el tablero de Morena solo figuran dos punteros reales —la senadora Rivera y el alcalde capitalino, Alfonso Sánchez García—, la mandataria ha decidido abrir el abanico y alentar a tres cartas más de su búnker para que se metan de lleno a las encuestas que comenzarán en octubre. La intención: tener más piezas, evitar que la legisladora avance sin resistencias y conservar el control. La estrategia es clara: dividir las preferencias, dispersar la estructura y mantener el poder.

Los nuevos “suspirantes”, impulsados desde Palacio de Gobierno, no son improvisados. Más bien, operadores de tierra con padrones en mano y estructura consolidada:

Carlos Luna Vázquez, delegado federal de Programas del Bienestar en Tlaxcala, con cinco años recorriendo los 60 municipios. En el papel representa al presidente López Obrador y a la presidenta Sheinbaum; en la práctica, es un soldado disciplinado del oficialismo. Conoce el terreno como pocos y tiene presencia hasta en la última comunidad olvidada por Dios… y por los otros aspirantes.

Rafael de la Peña, desde la Secretaría de Impulso Agropecuario, guarda bajo llave a miles de beneiciarios del campo. No hace ruido, pero mueve. La apuesta: convertir la siembra en estructura política.

Ramiro Vivanco, Oficial Mayor de Gobierno, discreto pero con influencia en el aparato burocrático. Su poder no está en la calle, sino en los escritorios, cheques y plazas. En tiempos de definiciones, un alfil administrativo también juega.

Las encuestas son claras: Ana Lilia Rivera sigue siendo la puntera en intención del voto, con más del 40 %, muy por encima de cualquier otro aspirante. Pero su talón de Aquiles no es menor: no tiene estructura estatal, ni comunicación efectiva, y su discurso ideológico no siempre cuaja con las bases morenistas locales.

Peor aún: su relación con Cuéllar es de hielo seco, y el recuerdo de sus comparaciones del lorenismo con el salinismo todavía escuece. Así que, desde el cuarto de guerra de Palacio, parece haberse dictado una instrucción: cerrar filas para evitar que Ana Lilia toque la candidatura.

Mientras tanto, Alfonso Sánchez, alcalde de Tlaxcala, navega con bandera de heredero. Tiene apellido, cercanía con Cuéllar y el aval de exgobernadores. Ha subido en la percepción, pero también arrastra un gobierno cuestionado. Es el delfín más visible, pero si no logra mejorar la percepción de que no puede gobernar la capital, será un lastre si resulta ser el candidato. Impulso Mercadológico lo pone a la cabeza de su encuesta entre los varones y eso fue una bocanada de oxígeno.

Hoy, su única ventaja real es el respaldo institucional y los reflectores que le fabrican semana a semana. Sin embargo, si no logra mostrar músculo real en campo, puede terminar siendo el delfín… en pecera.

Morena ha reiterado que el método será por encuestas, pero solo pasarán el filtro quienes acrediten trabajo territorial y cercanía con la gente. Eso deja fuera a más de un ambicioso de escritorio.

Los recientes estudios internos ya pusieron la lupa sobre los aspirantes. Y mientras algunos apenas rozan el 10 %, otros, como Carlos Luna, podrían dar la sorpresa si combinan estructura, narrativa y disciplina partidista. La caballería está en marcha, y la guerra no será de discursos, sino de territorio.

Si el plan de Lorena funciona, el partido guinda tendrá a una figura moldeada desde casa. Si no, el conflicto interno podría fracturar el bloque en 2027. Por ahora, la consigna del poder local es clara: la candidatura no será para Ana Lilia… aunque eso implique soltarle la caballería completa. ¿Funcionará la estrategia de Lorena, o la senadora le dará vuelta?.

Pacientes aguardan: Raymundo Vázquez Conchas, Josefina Rodríguez Zamora, Marcela González Castillo, Homero Meneses Hernández, Óscar Flores Jiménez, Luis Vargas González y Carlos Augusto Pérez Hernández.

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LA CAMINERA….Saludos…Por lo pronto, la senadora Ana Lilia ya le mandó saludos al Lorenismo. En una entrevista con el portal Gente TLx,  Rivera encendió los reflectores al señalar que mientras a nivel federal la estrategia de seguridad de Claudia Sheinbaum ya muestra resultados, en Tlaxcala ocurre lo contrario por la falta de actuación del gabinete estatal. Sin decirlo, dijo que el gobierno de Cuéllar es un soberano fracaso en este rubro.

Rivera recordó que desde el Congreso se fortalecieron las facultades de la Secretaría de Seguridad federal para abatir delitos, pero en Tlaxcala —dijo— no se replica ese modelo. “Aquí, a quien hay que pedirle cuentas es al Gobierno del Estado”, lanzó.

La legisladora de Morena también enfatizó que ella se siente segura porque no le debe nada al pueblo ni tiene vínculos con el crimen organizado, lo que le permite caminar sin escoltas. “El pueblo me cuida”, subrayó, al tiempo que exigió resultados a las autoridades locales encabezadas por Lorena Cuéllar.

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AHORA SI, LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…Primero se ampara, luego se desiste; Juan Antonio sigue prófugo. El caso del ex director del CERESO de Tlaxcala, Juan Antonio N., se convirtió en una novela de enredos legales. Aunque el vocero estatal aseguró que estaba amparado, en realidad el recurso fue promovido por un tercero, no contra la orden de aprehensión y, para colmo, después se desistieron.

El expediente 1181/2025 confirmó que no estaba detenido, revelo el portal Gente TLX, ni incomunicado en ninguna corporación, como alegaba la demanda. El resultado: el amparo quedó sin efecto y el ex funcionario permanece prófugo, con la orden de aprehensión por corrupción todavía vigente.

Parece que al Marvel no le sale ponerse de abogado, pues en términos jurídicos está reprobado.